Ya andan las liebres de la campiña jienense en la discusión anual sobre si las cuentas son galgas o más bien podencas. Perras anuales de las leporinas orejonas que se atascan en las riberas de arroyos y ríos, van dejando pasar la corriente que rebaña lo poco que va quedando en los campos. La tierra fértil se va aguas abajo empujada por estas discusiones estériles, debates estancados y encantados de conocerse a sí mismos. Los presupuestos son los porsupuestos de cada año. Cuentas que son el cuento de siempre. Cuentas que alargan el collar en el que esta provincia se adorna y se ahoga. Rosario de desempleados y oportunidades perdidas. De estaciones vacías e historias llenas de jóvenes que se marchan a buscarse la vida antes de que se les gaste en los enrevesados vericuetos de las peonadas o el enchufe que nunca llega. Las liebres manotean y golpean con sus patas traseras el suelo. Levantan nubes de polvo que desenfocan el paisaje. Van royendo las cifras y desestabilizan las certe...