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Mostrando entradas de agosto, 2007

MIS SUEÑOS CUMPLIDOS

Para cumplir un sueño primero hay que tenerlo y para ello, antes, hay que conciliar el sueño. Escapar de la plaga de insomnio que nos azota últimamente y que llena las noches de vueltas y revueltas en la cama con los ojos a toda vela, surcando el mar de los sargazos donde los parpados se quedan varados. Abiertos de par en par. Pero hay mucha gente que se alía con Morfeo y recibe sus abrazos y sueña sueños que es posible que se hagan realidad y se levantan por la mañana atesorando momentos que van más allá de hacer un viajar por el Caribe, ponerse al volante de un enorme coche o poseer más dinero del que jamás podrá gastarse. Hay gente que colecciona la sonrisa de su hijo pequeño dándose topetazos contra las paredes en su primera caminata espacial fuera de la cuna y balbuceando silabas inventadas que traducimos por papá y mamá. Hay personas que creen estar, todavía dormidas, cuando les abrazan de esa manera calidad y amplia que solo cabe en los sentimientos verdaderos. Gente que se pell

MIS TAPITAS

Práctico desde hace mucho tiempo el arte del tapeo, de chiquitear, de echar la “ligailla” con el mismo grupo de amigos cada sábado. Y es que menudo invento ese de “tapar” la jarra de vino con una loncha de jamón, queso o salazón para proteger el contenido de moscas y moscones y de camino evitar que los cocheros y palafreneros fueran con la diligencia gobernada por las beodas manos de Baco en unos tiempos en los que había que andarse con ojo avizor por esos caminos. Así que gracias a las previsoras medidas contra el chofer borrachín se instauró esa inveterada costumbre la de poner tapa con el vaso de vino y la caña de cerveza. Y siguen quedando no pocos sitios en los que el precio incluye bebercio y comercio y así nació el arte de la tapa que ha ido desgranando en las barras de los bares notables hallazgos culinarios en los que ya ha quedado prendida la leyenda y el mito: ya fuera por la manera de cantar el catálogo de aperitivos por el posadero de turno como la manera de llamarlas que

MI BEBEDIZO FAVORITO

Está claro que España es un país de pociones, bebedizos, licores, filtros y bebidas de todo tipo, sabor y textura y existe una enorme catálogo de vasos y copas para elegir según sea de día o de noche, si se está sólo o acompañado, fardando ante la churri o simplemente disfrutando de uno de los placeres de la vida, que en su justa medida y volumen nos ayuda a saborear mejor cada momento y hay que evitar que los fundamentalistas de la prohibición, el veto y la veda nos impida tener acceso a algo tan viejo como el hombre, la mágica alquimia que convierte a bayas, frutos y demás vegetales en líquidos prodigiosos. Yo les confieso que mi bebedizo favorito es la cerveza, fría, bien fría con su correspondiente tapa para darle a la conversación entre amigos. Pero no me negaran que no tiene su punto de mito chatear, no, no les estoy hablando ahora de Internet, por la ruta de tascas en buena compañía y salpicar el recorrido con la ingesta de vinos y caldos propios de cada tierra. Darse el gusto p

SOY UN FAN

Pues sí, soy un fan. Un fan callado, silente, sin libreta de autógrafos y con el frigorífico libre de restos biológicos de mis ídolos. No guardo cabellos de él o de élla y mucho menos bocadillos mordidos por sus perfectas sonrisas. Soy un fan venido a menos, de los que compraban en el kiosco de Kubalita, aquel paisano que dejó el balón por la venta de la prensa y las chucherías, la revista el Cancionero. Revista semanal que ya anunciaba el Karaoke que vendría décadas después y en la que, en sus 64 páginas uno se podía encontrar las letras de las canciones que partían la pana de la época. Que era tejido que sólo se encontraba en los pantalones de los labriegos y en la de los políticos venidos a más. Yo eran un fan de interior. De póster. De tener en la pared el cartel de 2001 Odisea en el Espacio o de All That Jazz. Un fan ecléctico, que lo mismo coleccionaba sobres sorpresa de Montaplex y discutíamos sobre la capacidad de ataque de los Zeros japoneses o de los Stukas alemanes, que la

LA PRIMERA VEZ QUE VI EL MAR.

Soy un tipo de interior, con la costa muy alejada y al que el acantilado le pilla muy lejos y para mi la playa es un lugar de desembarco, no de echar el ancla. Tardé mucho en ver el mar pero si había oído hablar de él y lo que contaban eran asuntos de galeones, corbetas, profundos abismos habitados por el kraken, de rincones llenos de sargazos, repleto de resoplidos de ballenas blancas, de islas misteriosas y bajeles, y trirremes, y juncos, y goletas y tipos de tez quemada por el salitre con las orejas perforadas con aros de oro, patas de palo y garfios en lugar de manos. Como les decía tardé mucho en ir a ver el mar por que me fui acostumbrando a la feracidad de las costas africanas con comodoros de 15 años y jugando a los grumetes con los hijos del Capitán Grant. Compartí litera con Arthur Gordon Pym y me asomé al vértice del Maelstrom y lancé mensajes en una botella vacía de Pernaud para Thor Heyerdal que vagaba por ahí con La KonTiki buscando la ruta de la totora entre las costas

Y DE POSTRE...

Soy un hijo de la publicidad y a la más mínima salto como un resorte cuando me preguntan en un restaurante: ¿ y de postre? Pues de postre flan de huevo y leche, aunque luego me reconducen los otros comensales y me tiran de la rienda para acercarme el hocico a la maravilla del helado deconstruido; es decir que tiene el frío por un lado, el azúcar se intuye por otro y el barquillo te lo dan en una bolsa de color plata envasado al vacío; Creo que esta modernidad de poner los postres con la cadena del ADN al aire es algo que le quita a los postres su principal bastión que no es otra que la de ser la guinda de la tarta y que detrás del último no hay nadie, salvo el puro y la copa de cazalla, aunque como ya tampoco se puede fumar ni beber en los sitios públicos el postre con teja de canela es lo que hay para aguantar la sobremesa. El flanin de toda la vida ha desaparecido y el bizcocho borrachuelo es ahora una suerte de alquimia panificada con levadura chipriota ligada con esencia de flores

LA RADIO QUE ME PARIÓ

La radio que me parió era una Vanguard de seis pilas (de las normales) forrada con una funda de cuero ribeteada en rojo. Era una radio coqueta que cuando se quitaba el traje dejaba ver el plateado de su imponente chasis y los zarcillos en pasta azul que le perfilaban la aguja del dial. Sonaba con voz clara de patio en verano recién regado y se colaba por las ventanas abiertas de la casa de la calle en las que se oreaban las camas con sus historias y sus secretos. La radio que me parió regalaba canciones dedicadas a una eterna niña Mañuela que siempre estaba haciendo la primera comunión de parte de sus padres que jamás la olvidarían. De modistillas, que entre pespunte y dobladillo, saludaban a Pepe que está en la mili y que entre alforcita y primor suspiraban enamoradas hasta las trancas por mozos aún por conocer. En aquella radio sonamos por primera vez cuando fuimos a la radio (se llamaba igual el continente que el contenido) y en el estudio teatro participamos en el concurso comarcal

MIS TERRORES FAVORITOS

MIS TERRORES FAVORITOS Hay gente, como yo por ejemplo, que echa a correr sólo cuando le persigue alguien o algo y que es un comportamiento que pone de manifiesto que el miedo nos hace más ágiles, más rápidos y más fuertes. Porque un tío realmente asustado corre como una gallina, o sea que se las pela y por eso las aves de corral no tienen plumas en las patas… Por eso amigos el miedo, el pánico, el terror, el horror es necesario para mantenernos alerta y en guardia que vive una ardilla más por cobarde que por ponerse chula ante el aleteo de un búho. Y en el cine pasa otro tanto de lo mismo. Y les pongo ejemplos, por qué la rubia neumática se levanta de la cama en plena noche al oír ruidos en el jardín, a los cinco minutos de película ya le han atravesado el pecho con un rastrillo. Hay que ser menos valiente, el protagonista, quien sobrevive, siempre es el que mas corre y el que más grita como un hamster acojonado. Ahí va otro ejemplo, por qué el graciosillo del

MI FONDO DE ARMARIO

MI FONDO DE ARMARIO Amigos. Amigas. Para ser gente moderna y estar a la última hay que tener lo que hay que tener en el fondo del ropero. Esas prendas que son las que nos dan personalidad y advierten a los que nos miran de que se están topando con un autentico depredador de piscina municipal, el rey del chiringuito, el jaguar de la disco boite o el tiburón del ambigú. Si amigos, si amigas hay que tener el atuendo adecuado para medrar en el ecosistema textil y poner los puntos sobre la íes, las cosas en su sitio y para ello es imprescindible tener: Varios pares calcetines de color blanco con sus rayitas azules y blancas y que no le falte el bordado de las dos raquetas de tenis cruzadas en el empeine. Calcetines que van a sacarle todo el partido a las sandalias morunas de mercadillo de miércoles, a los kiowas símil piel de Zapatos El Barato y a los vaqueros pitillo marca Luís el del Chaparral. Es imprescindible tener un par de jerséis con cuello a la ca

VIVO EN LA CARRETERA.

El día que volcó el camión de helado cerca del pueblo, cogimos las motoretas tuneadas y un par de cucharas y le dimos al pedal para llegar pronto a La General, antes de que se derritiera aquel manjar de sabores y colores que se iba por la cuneta. La guardia civil dejaba hacer, aquella mercancía no era igual que la de muelles de la pasada semana y que lleno el pueblo de boings, boings, décadas antes de que naciera el fenómeno Sabrina. Y es que la General, no nos atrevíamos a llamarla carretera, era la que traía y llevaba los acontecimientos. La primera vez que vi un extranjero fue en el cruce de la Bailén-Motril que se detuvo a preguntarnos por la dirección a la capital, ya que la señal tenía tendencia a caerse por culpa de los aperos de los tractores que se le llevaban por delante un día si otro no. ahí descubrimos que había otras maneras de comunicarse y que el francés sonaba muy distinto al que escuchábamos en el magnetofón de don Manuel con el método Sonimage. Y que los haigas exis

EL INGENIO DEL COPISTA

Si hay algo que agudiza el ingenio eso es la pereza. De qué manera si no se inventó el mando a distancia… pues con un vago en el sofá pensando en como cambiar de canal sin perder la postura. Así que de la pereza del estudiante nació la técnica del copión que consiste en estirar el cuello hasta llegar al pupitre de delante y fusilar la lista de los Reyes Godos. Pero no basta con tener el pescuezo elástico como un galápago hay que conocer a las personas para elegir a la víctima adecuada. Tener psicología y copiarse de alguien que sepa más que tú, por que de lo contrario vamos derechos al cero pelotero. Una calificación que el gran copión debe evitar para mantener su prestigio: mira, ahí va el Gran Copión, sin abrir un libro y todo notable y además han suspendido a toda la clase por haberse copiado de él. Es un artista…. Y que me dicen de los chuleteros, de esos amanuenses que son capaces de meter en un billete del metro la tabla periódica, los ríos de España con sus afluentes y además le

VERANOS DE KIOSKO

En aquellos veranos el concepto de vacaciones no estaba tan extendido y asumido como hoy en día. Tanto era así que las vacaciones en la escuela se llamaban hacer punto. O sea punto y final al curso y ha hacer el zangolotino por la calle durante todo el día, con el obligado paréntesis de la siesta, para no molestar al vecindario. Arriba los "mantecaos", abajo los polvorones: que les digan a los maestros que nos den las vacaciones. Esta era la canción que mas sonaba en los patios, ya fuera el de niñas o el de niños, a la hora del recreo cuando ya apretaba el calor. Y ya fuera por insistencia o por que la ley así lo contemplaba conseguíamos reducir la rocosa convicción de los maestros y nos daban punto y casa con todo un largo verano por delante. Eran meses de temporada alta para los kioscos de Gabriela o del Charnaquero por que una patulea de niños sin brida, se desbocaban en estampida con una peseta en la mano para comprar los tesoros que colgaban de un cordel y pinzas de made

AMARILLO SUBMARINO ES

Los colores siempre han tenido una gran importancia, sobre todo cuando la televisión todavía era en blanco y negro y nos movíamos en esas escala infinita que va del blanco al negro, así que los colores eran imprescindibles para bucear en la realidad de nuestros ídolos y nos ingeniamos mil y una formas para darle colorear nuestro entorno. Recuerdo que hace ya muchos años se pusieron a la venta unos papeles de celofán, azul por arriba, verde por el centro y marrón justo por abajo. Era un artilugio que se ponía delante de la pantalla del televisor y así se podían ver los dibujos animados con colores y los mayores aseguraban que así no se te quemaban los ojos de tanto mirar la pantalla y descansaba la vista. Cuando el azul del cielo coincidía con el azul del celofán era casi mágico… era la maravilla del color. Pero lo normal era que la barriga de Cannon saliera de color marrón y la gorra de Tejota en el Tejado de color verde… pero era lo que había y la vista descansaba una barbaridad. Mien

LOS PUCHEROS DE MI MADRE SI QUE TENIAN MAGIA.

Pues sí algo de mágico y de milagrosos tenían que tener aquellos pucheros que eran capaces de mantenernos erguidos en unos enormes y afilados pies con unas piernas de alambre que eran todo rótulas hasta por las corvas. Y sobre las que caminábamos tambaleándonos con el peso de la cabeza que se equilibraba gracias a las orejas que el barbero te dejaba libres de pelo para que hicieran mejor de contrapeso. Como les digo algo de milagroso y mágico debían de tener aquellas pociones, filtros, bebedizos y jarabes que humeaban y burbujeaban constantemente en la cocina y en la el plástico todavía no había llegado y en la que nos mandaba a comprar el pan con una bolsa de tela a tiendas de ultramarinos que se llamaban igual que quien estaba detrás del mostrador y la balanza. Quiero recordar las increíbles propiedades que tenía el pan con chocolate de la merienda que era capaz de resucitarte de las dos horas de clase que había por la tarde en la escuela y que viendo a Clarecen, el león bizco de Dak

LO QUE ME CABREA

Cabrearse es un arte que se aprende con el paso de los años. Uno de niño no se cabrea: explota enfadado y a los dos minutos ya ha vuelto a la normalidad olvidando el motivo de la furia pasajera. Pero con el tiempo vamos aprendiendo a dosificar y a regular el cabrero para hacerlo más intenso y más largo para saborearlo mejor y volver a cabrearnos cuando ya se nos ha pasado el primer cabreo. Pero no todas las personas se cabrean o enfadan por los mismos motivos. Hay un tipo de cabreo para cada persona y esa manera de cabrearse es lo que define ante los demás. Así el hincha futbolero gritará como un energúmeno contra el árbitro por el penalti recién pitado y su compañero de grada, uno que pasaba por allí se cabrea con quien profiere esa sarta de insultos y lo mirará con una ceja levantada, mientras que otro tipo se dará cuenta de que este lechuguino es un estirado y que se cree superior a los demás y le tirará una lata de cerveza a la cabeza, por finolis. Y desde la televisión la mujer se

LA BANDA SONORA DE MI VIDA.

Lo bueno sería que uno escuchara con atención, como en la películas que tipo de música suena cuando va a dar un paso trascendental en su vida y así, escuchando la melodía, sabríamos si vamos bien encaminados o directamente de cabeza al precipicio. Porque si aquella mañana, cuando el examen de matemáticas sobre las ecuaciones de segundo grado, uno hubiera podido oír con aquella orejas de soplillo, el guan gua guan de la trompeta con sordina no se hubiera quedado con el apodo del “nublado” por qué no despejó ni una incógnita Si es que la música ayuda mucho en las películas, de qué si no James Bond sabe que el rayo láser no le va a dejar la entrepierna chamuscada como un pincho moruno: pues por que suena al mismo tiempo el Toreador, Toreador, que es tonada de fuerza y esperanza. De la misma manera, el día que me declaré a la Mari, yo creía que lo que sonaba eran los Beatles y lo que realmente escuchaba ella era a los Iron Maiden desbocados y me quedé con un palmo de narices con el poncho