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JAÉN XP


Comienzan las clases del nuevo curso. Las pizarras y borradores se desempolvan  y los escasos árboles de las ciudades se aprestan a dejar caer la hoja. Caduca el verano y las fechas de consumo preferente de las obras públicas. Las grúas, algunas, son como los yogures que se tomaba Arias Cañete sin mirar la tapa. Se nos va pasando el arroz y en el 2014 las cigalas tampoco las vimos en la paella presupuestaria. Un guiso aliñado con postura de alta cocina y esferificación de partidas desestructuradas. Ropa vieja adornada con hidrógeno líquido para ocultar, con la humareda, que las ostras son almejas disfrazadas con el collar de perlas que (consulte este diario a diario) se van dejando caer para no perderse en el camino que lleva, sobre todo, a su parte. Y yo por la mía, en mi ingenuidad, tras el húmedo gesto del alcalde de Jaén creía que esto se iba a ir llenando de videos caseros de peña fetén mojándose hasta las inglés por una buena causa. Ya me frotaba los bigotes del ratón a la espera de que cayeran los quesitos en el yutube. Las peliculillas de fulano, zetano, mengano y hasta trajano chorreando, tiritando como tiernos cachorros tras caerles el chubasco. Gente sobresaliente compitiendo por el tamaño de la cubeta y por el grado de congelación… pero mi gozo se ha caído en un pozo del que nadie quiere sacar el agua gélida para mojarse los lomitos, soltar la pasta y que no falten fondos para seguir con la investigación sobre el ELA. Yo, hasta esperaba la celebración de un pleno acuático: si el jefe se moja la tropa también y ya puestos a enfriar agua que no faltara para los de los bancos contrarios. De esa manera servirían de paradigma del remojón a los munícipes limítrofes y demás barandas de la cosa. Darle vidilla al asunto ahora que los chavales regresan al colegio y el aire, marrón de otoño, se cuela por las ventanas abiertas que se abrieron; al menos eso dijo la Presidenta; hace un año. Estamos en un nuevo tiempo en el que las cortinas flamean libres sobre la verde campiña del Windows XP. Sistema operativo al que ya no le dan soporte y que aguanta en solitario, eso pretende antes de quedarse colgado y tener que resetear, con los nuevos presupuestos en 64 y 32 bits y en multiplataforma para sostenerse ante el jaqueo de los queremos, podemos, tenemos y ansiamos que hacen de las suyas en territorio Linux y con código abierto. Ya lo ven, o quizás no, pero septiembre dio la vuelta a la esquina agosteña y casi se promedia. Así las cosas calendarias continuamos sin ver a los albañiles en las obras, todavía a medias, que están pendientes del andamio que se levantó a golpe de programa electoral. Al final de todo este asunto va a tener razón mi amigo, sueco de Gotemburgo, que dice que los españoles somos muy especiales, que lo damos todo al principio del asunto y que, según va pasando el tiempo nos vamos desinflando. Y eso, teoriza, se nota en nuestro diccionario de la lengua en el que comenzamos llenado cientos de páginas con palabras que empiezan con la letra «A» y que según avanzábamos en el abecedario nos relajábamos y al llegar a la letra «Z» la despachamos con apenas un folio. Pues lo mismo, asegura, nos pasa con la política, con lo de tirarnos cubos de agua o de apuntarnos, esta vez sí, al gimnasio: «tenéis arranque de caballo y parada de mulo»

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