Estos
suizos deben estar locos como los paisanos de Astérix. Pues no van y dicen que
no, que no quieren un salario mínimo interprofesional de tres mil y pico euros
al mes. Y van y dicen que no en referéndum para darle más empaque al asunto.
Eligen la papeleta del no. O bien ganan una pasta o estos suizos son gente
razonable que cree que el dinero público si es de todos. Porque aquí, con lo
que nos gusta una paguilla, nos prometen que nos van a soltar tres mil de ala
con cada nomina y al ir a votar somos capaces de besar en los morros al
presidente de la mesa, a los dos vocales, a tres apoderados y hasta al guardia civil de
la puerta del colegio. Pero claro aquí no nos llaman a soltar la papeleta nada
más que para elegir entre el mismo de siempre o el siempre de lo mismo. Que si
queremos las cortinas del saloncito en azul Vermeer o en rojo Tiziano. Así con
este panorama las cuentas y las encuestas que ha publicado este periódico van
diciendo que los unos y los otros van languideciendo al ser suavizados por los
colores crema de la abstención y el aburrimiento. Y eso que los populares le
han echado salsa a la campaña tuneando una canción de Marc Anthony para darle
sabor a Juanma Moreno, el baranda de los del PP andaluz. Video que ya va de
twitter en twitter zarandeado por orcos y troles. Los del PSOE tampoco se han
quedado quietos y el dúo Reyes-López rescataban de un cajón el Plan Jaén Siglo
XXI. Plan que presentó Zapatero en los jaenes en el día de las corbatas rojas
que lucían Chaves, Zarrías y el resto de prebostes que quieren volver a serlo
en cuanto se descuiden los otros en las urnas. Pero, como les escribía, López y
Reyes resucitaban el plan Activa Jaén para certificar que estaba muerto y enterrado.
Entretanto contaron que los turolenses, ya que Teruel sí que existe, siguen
recibiendo millones a tutiplén desde las arcas públicas para seguir dorando los
lomos de los Toros de Guisando.
Entre
tanto lo que parece que no existe es el tranvía de Jaén. Hoy cumple tres años
encerrado en cocheras. Los vagones y los trenes acumulan el polvo del olvido y
los raíles están mohosos a la espera de que alguien diga, o mejor, haga algo. Algas
de incredulidad medran en las catenarias que se siguen hundiendo en una ciénaga
de incompetencia. Por ahora, el que fuera Sistema Tranviario (como pomposamente
lo bautizaron) se ha reducido a ser la zona de carga y descarga más larga de
España. 120 millones de euros gastados para aparcar los trenes durante tres
años y crear un aparcamiento de cuatro kilómetros de largo. Creo que lo mejor
es que se sometiera a referéndum que es lo qué hay que hacer con el tranvía, si
se desmonta o nos montamos en él, pero sería mejor que las papeletas las
eligieran los suizos
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