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Mostrando entradas de octubre, 2017

CÓMO SIGUE MOLANDO VIVIR EN JAÉN

Hace diez años publiqué este artículo. Ha pasado una década y todavía sigue habiendo motivos, puede que más que antes, para ponerlo en estas páginas porque cómo sigue molando vivir en Jaén. Esto es un autentico paraíso en el que la vida transcurre apacible, sin sobresaltos y sin que se monten unos tremendos pollos cada vez que el tren de cercanías no llegue por culpa de una catenaria averiada. 1º, en Jaén no hay cercanías y por lo tanto estamos libres de esos soberanos sustos y 2º, aquí la peña no es tan tocapelotas como lo son catalanes y madrileños, que por que se colapsen los servicios ferroviarios o se inunden tres tramos de la M-50 empiezan a dar el coñazo con que en esas circunstancias no se puede vivir, que se quedan sin puente esa semana, que si las vacaciones se les estropean... Fíjense, sin ir más lejos, aquí en Jaén somos tan longevos por que no nos hacemos mala sangre con lo del tren y con lo de las autopistas de peaje. Aquí se cortó la vía del tren en Las Madriguer

¡ESTÚPIDOS ES EL AGUA!

Bueno más bien (mal) la falta de ella. El agua. No llueve lo suficiente. Más que declaraciones unilaterales de independencia ya deberíamos estar ubicados en la fase de rogativas. Hay que ir calentando el banquillo de los San Lucas y San Isidros y demás santoral popular para sacarlos a los resecos surcos y que hagan lo suyo. Que llueva   que llueva la Virgen de la Cueva. Qué caiga un chaparrón que se hunda la estación. Total para qué la queremos (la estación) si no tenemos un tren al que echarle la maleta. Que lo pajaritos canten que las nubes se levanten y que los presupuestos se gasten en esta tierra sedienta de chubascos e inversiones. Chiquito de la Calzada, ojalá se recupere pronto, debería hacer su paso de señor Miyagui en lo alto del muro de la presa de Siles. ¡No puedo! ¡No puedo! se excusan a dos voces, los de las cuentas públicas (Junta y Gobierno) como caricatos desviando la atención con sus chistes y acertijos. Mientras el   cielo es cada vez más hostil al chaparrón.

ME NIEGO

Me niego a aceptar esa imagen de país rancio y apolillado que algunos dibujan para perfilar su paisaje político. Me niego a seguir aguantando que me tachen de subsidiado y duermesiestas para mecer el sueño delirante de unas élites. Me niego a que se siga pensando que me levanto temprano cada mañana para robarle el sustento a otros paisanos. Me niego a creer que todos los que enarbolan la bandera de su país sean unos fascistas y unos enemigos de la democracia. Me niego a ir detrás de unos tipos que se encaminan al precipicio provistos de paracaídas personal. Me niego a comprar la mercancía averiada que venden en puestos y esquinas sobre unas regiones pazguatas y atrasadas que no existen si no para robarles el brillo y el desarrollo a otros territorios. Me niego a tragar con eso de que por nacer más o menos arriba de un mapa eres mejor o peor persona. Me niego a cruzar ríos para que se agiganten las orillas y en lugar de ser aguas que unan aíslen. Me niego a seguir soportando las men

PERSONAS

Se extiende esa manía de no llamar a las cosas por su nombre. Mala costumbre en la que incurren, sobre todo y por ello mucha más gente que los sigue y pelotea, nuestros representantes públicos para evitar llamar al pan, masa de harina de trigo, agua y sal cocida,   pan y al vino, zumo fermentado de la uva de diferentes gradaciones alcohólicas, vino. Viene esto a cuento porque el otro día sus señorías decidieron aprobar la reforma de la ley de cooperativas en Andalucía y lo más llamativo era que el número mínimo para constituir una cooperativa pasaba de tres a dos personas, pero no personas cualesquiera. Deberían ser personas socias según el texto legal. Yo que creía hasta ahora que las personas podrían ser malas, buenas o regulares dentro de los ámbitos físicos y jurídicos. Estaba muy equivocado; yo mismo me convertí en persona errada que no herrada; las personas cómo ustedes o yo pueden ser ahora otras muchas cosas.   Basta con sobrecargar el lenguaje con florituras y filigranas i

QUÉ SUERTE TÚ

Menos mal que nos queda la lotería. Alejados como estamos de las grandes vías de comunicación. Las calzadas romanas que nos conectaban al mundo conocido han quedado olvidadas sepultadas por olivares y capas de incompetencia histórica. Menos mal que nos queda la lotería. Los bombos son los únicos que dan suerte a este paisanaje. Lo último fue en Pegalajar el otro día.   Un zasca lotero de 600.000 euros de vellón procedentes del sorteo nacional, que una vez descontada la mordida del sheriff Montoro, habrán servido para alegrarle la vida a los afortunados. Con menos dinero la Junta se saca un par de notas de prensa diciendo que siguen impulsando la economía local con su   política del azar, azahar dinerario y del estipendio público, trances de bolas, bombos y números floridos. Ya puestos a vender. Tampoco se quedan cortos en el otro gobierno, central lo llaman algunos con tal de no llenarse la boca de la eñe de España, son capaces de pasar como inversiones las pensiones (palabras amb