Anda la peña política a la gresca en ese gran «sálvame» en el que han convertido las campañas electorales. Emulando a los «kikos» y a las «estébanes» se acusan de ser lo malo de lo uno y lo peor de lo otro:
—Que si sois el repilo del olivar.
—Que si sois unos austericidas.
—Que si el barrenillo del empleo
—Que si la verticilosis de la corrupción
—Que si sois esto, aquello y lo de más allá.
—Que si la culpa es vuestra de tal y de cual.
De cuando en cuando se acuerdan de pedir el voto a unos ciudadanos que siguen a lo suyo. Buscándose la vida como pueden en estos tiempos de tribulación económica y de apreturas de correas y cinturones. Tiempo de elecciones europeas y Europa habló el sábado votando y pagando por ello, el estipendio del esemeese de luxe o la clavada por marcar el prefijo 905, a una señora con barba que cantaba, y muy bien por cierto. Paradigma de estos extraños tiempos que corren y que se escurren por los titulares nuestros de cada día que contrapesan las páginas de este periódico con la enésima promesa de poner en marcha a todo y a todos los que están parados.
La campaña anda suelta por la campiña y, como Murrieta, también galopa por las sierras vestida de colorines y collares de frases huecas. Los tuiteres y los feisbuc se han llenado de «selfies» de candidatos y candidatables. Tú te mueves por Europa, Lo que está en juego es el futuro. La unión hace la fuerza. El poder de la gente. Son algunos de los grafitis que han aparecido en los muros virtuales intentando animar a la gente a que acuda a votarlos. Un guirigay de imágenes, sonidos, videos y caras y gestos amables. Son los mismos del vuelva usted mañana. Del silencio administrativo. Los que siempre se excusan con que le falta el código IBAN. Los que cierran la ventanilla con el letrero de: yo sin certificado digital no puedo hacer nada. Los que bajan la persiana y espetan: primero pague y luego recurra. Los que sólo recogen trofeos y medallas, cuando la cosa va de puta madre y no asumen su responsabilidad cuando la joden hasta bien dentro.
Los que, sin pestañear, el domingo que viene se tragarán el gran sapo de la abstención culpando a la climatología, a la conjunción de Venus en la casa de Sagitario o al nivel de polen en suspensión en los alrededores de los colegios electorales. Cualquier cosa con tal de no reconocer lo que está ocurriendo, que los europeos necesitamos a muchas Conchitas en Bruselas que le echen talento, convicción, compromiso y toda la barba que haga falta para sacarnos de este atolladero
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