Jaén
es como la comarca de la Tierra Media.
Está llena de «hobbits» felices de
haberse conocido y felices de cultivar la tierra y de dar felicidad al resto
del mundo conocido con su esencia de olivo. Aceite de oliva y virgen y extra. Un
bálsamo de fierabrás capaz de curar las heridas de orco, capaz de evitar que el
moho crezca en las dagas, picas y añagazas. Un elixir que añade sortilegios
élficos a las comidas que se sirven en su mesa. Jaén, una comarca con sus
bosques viejos y negras arboledas de sombra donde anidan rapaces y dan frescor
musgosos pastores de árboles que aún miman a unos pocos lobos y a los huidizos
linces. Jaén es tierra periférica alejada de las batallas por el poder. Rodeada
de montaraces que de cuando en cuando, se acercan por estos lares a comprobar
que todo está bien. Que todo sigue igual. Que todo está como tiene que estar.
Calmado. Tranquilo. Plácido. Quieto. Sosegado. Adormecido, casi estancado
Ganapiés,
Ciñatiesas, Brandigamos, Tuks, Sacovillas y Bolsones son familias destacadas de
estas tierras que suelen ser visitadas por algunos poderosos magos que vienen
desde muy lejos a venderles, a cambio de su apoyo en concilios y reuniones,
chispeantes artificios sobre carreteras, raíles y puentes que nunca terminan de
hacerse salvo en los papeles enrollados que se guardan en los cajones de la
casa del burgomaestre. Cenas. Desayunos y meriendas son copiosas y la música y
el baile ayuda a pasar los días en la comarca ajenos a la oscuridad que se
levanta mas allá de los muros pétreos que se alzan en el norte. Angostos
desfiladeros por los que asoman los hocicos y las miradas torvas de las
monturas de los jinetes negros. Sombrías presencias que acaban con fábricas,
talleres y obradores dejando paralizados, en mitad de la campiña, a los «hobbits»
trabajadores. Se llevan a los jóvenes a trajinar en los ingenios de las torres
de ciudades lejanas. Se llevan la alegría de los padres. Les roban el futuro de
la Comarca.
Los
magos siguen pidiendo calma y tranquilidad entre volutas de humo y fragor de
cubiertos y copas. Aseguran que no pasa nada. Que son todo leyendas. Que la Comarca con su aceite, con
sus bosques y con su caza es capaz de proteger su presente y su futuro. Que no
hagan caso a rumores malintencionados. Que no pasa nada. Que no se necesitan
héroes. Que lo del anillo único son bobadas. Que no hay que salir de la
madriguera. Que se vive muy bien en la Comarca
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