Pues
la magia del bricolaje parece que llegará a Jaén. Ya seremos como el resto de
provincias andaluzas y tendremos acceso, rápido y fácil, a los tableros de contrachapado
de okume y las ofertas en brocas widia de cromo-vanadio. La modernidad está en
un lápiz de carpintero y la posibilidad de lijar, excéntricamente, los listones
de pino para construir el banquito del jardín. La política municipal se ha
convertido en una caja de herramientas. Al partido rezando y con la almádena
dando allá donde más le pueda doler al adversario. Metros flexibles y niveles
con puntero láser son los mejores aliados de los colocaestanterías y fabricalistas
para armar el armario; de la
candidatura; en el que todos quieren entrar y muy pocos salir. Ya se comienzan
a oír los martillos de cabeza redonda golpear en las cabezas de clavos y
puntas. Más fuerte al que más sobresale. Sobresalir se paga recibiendo. Se oye
ya el giro de los tirafondos y el crujir de los taladros avellanando los mamparos
de los programas electorales. Ahí Merlín hace de las suyas aplicando hechizos y
bisagras a promesas mil veces repetidas y que, como el tranvía, se han quedado
clavadas en la piedra de la cochera. A ver quien es el Arturo que es capaz de arrancarlo y empuñarlo para legitimarse
Veteranos
carpinteros han decidido recuperar el escoplo y formón para hacer de ebanistas
en un mercado, este del bricolaje y las manualidades domésticas, en el que
dominan los cortes a inglete hechos por ordenador y sierras dirigidas por
aplicaciones de los aifones. La finura de las volutas y vaciados de aquel viejo
estilo intentan sobrevivir ante el empuje del atornillador con baterías de
litio y la amoladora portátil del nuevo tiempo, y del que poco queda, para
recuperar el peto de jefe de taller.
Los
que manejan el cotarro y administran los destornilladores que ajustan los
escaños munícipes, siguen a punta de pala o de estrella dando, a lo Henry
James, otra vuelta y otra vuelta de tuerca. Intentan alejar los fantasmas de un
relevo que se quiere vender como desahucio. Así que se afilan los cuttex y se
pulen los serruchos. Que cáncamo que se duerme alcayata que se pierde. El
asunto está muy apretado, entre lo que
queremos y lo que podemos, unos y otros se atusan la brocha de la cola, ponen
silicona en las juntas y tela asfáltica por lo que pueda caer, que no será
poco. Se preven aguaceros, tan fuertes, que el Kristian Pielhoff de Jaén se
piensa si seguir una temporada más en antena. Sopesa el taladro y la sierra de
calar mientras deambula por los pasillos de la casa consistorial. Medita sobre
las ventajas de la llave allen sobre la llave inglesa. Si es mejor el
conglomerado hidrófugo o recuperar la formica que ahora es un must en la
decoración vintage. Todo vuelve, hasta Leroy, aquel chaval bailongo que sudaba
la fama en la serie del mismo nombre y que hacia saltar virutas con sus
coreografías sobre un suelo lleno de serrín. Vuelve un manitas en casa
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