No
hay mejor rabico de pasa que el inicio de la precampaña y la cercanía de unas
elecciones. Cuanto más reñidas mejor. No hacen falta ni memorina ni recordex en
grageas o jarabe. Lo mejor para recuperarse de la amnesia de estos últimos años
es que los partidos se pongan a elaborar las listas electorales. Así que, nada
más empezar el proceso en la provincia, a la peña de la cosa pública comienzan
a regresarle a las cabezas, surgiendo de entre las nieblas del olvido, vestidas
con los jirones de la túnica del compromiso, las carreteras a medio hacer, los
edificios a medio hundir y los planos sin pasar a limpio. Un fenómeno que se
extiende por toda la geografía española a estas alturas del mandato, pero que
en Jaén es mucho más rápido y mucho menos traumático. En esta provincia lo de
la nemotecnia está chupado, no son necesarias el uso de complicadas técnicas
para que se abran algunos de esos cajones del cerebro. No son necesarios los
fórceps para extraer de la memoria la cantinela archivada desde hace casi
cuatro años. las cosas están aceitadas con el mejor AOVE, las bisagras se
deslizan con suavidad por su carril y las carpetas y archivos se dejan abrir
nada más tocarles el zip. El secreto no
es otro que el de haber ido repitiendo curso año tras año. Como la lista de los
reyes godos, la tabla periódica o el gol de Zarra, la lista de lo prometido y prometible no
cambia de un curso a otro. Que si la autovía a Albacete, que si la autovía de
Úbeda, que si los baches de la Madrid-Sevilla, que si los agujeros de la Bailén-Motril, que
si el museo ibérico, que si la facultad de medicina, que si la presa de Siles,
que si las casas de los puentes, que si el barco solar del Tranco, que si la
ciudad de la justicia, que si la facultad de medicina, que si el ave, que si el
soterramiento de la vías, que si el tranvía, que si el autobús, que si 18
plantas de energía a base de ramón, que si un aeropuerto, que si el centro de
salud, que si el CHARE, que si el plan de futuro para recuperar el empleo, que
si un nuevo instituto, que de este año no pasas el limpiar la ciudad, que si
vamos a arreglar los caños de la fuente, que si esto, que si lo otro, que si
tal y que si cual... en fin lo de casi siempre y lo de casi jamás. Les cuento
todo esto porque a un parroquiano en la barra de un bar le oí decir: «ya mismo
estamos votando porque han pintado los pasos de cebra»
Desde hace unos meses que andan los actores políticos de aquí para allá y de allá para aquí dándole vueltas a los millones de la Inversión Territorial Integrada, la celebérrima ITI, y en qué se los van a gastar. Una día sí y otro también los papeles y los micrófono recogen las declaraciones de los artistas protagónicos, secundarios y hasta de los extras que están para hacer bulto y ruido en la escena, sobre el destino de los más de 400 millones que van a llegar a esta provincia tan ajena a las alegrías presupuestarias y tan huérfana de cariño administrativo. Qué si una carretera, que si un polideportivo, que si una rotonda, que si una plazoleta, que si un teatrico, que si una piscineja, que si tal que si para cual y para lo de más allá. Así llevan semanas amasando la ITI y sus dineros de comarca en comarca y de casa consistorial a casa consistorial prometiendo que la lluvia, de millones, está al caer y que habrá que ir comprándose cubos, barreños, damajuanas, orzas, tazones...
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