Cada vez somos menos jienenses en Jaén. Nos vamos yendo al otro mundo o a otra comarca en la que sea más fácil ganarse la vida. Basta con echar una mirada a las estadísticas o a las esquelas. Los empadronamientos caen por dos factores, 1) por los que va borrando la parca y, 2) por los que se suben a la «pava» en busca de tajo. Entre tanto los que mandan dicen que siguen fijando a la población a su territorio pero el superglú no parece funcionar y el éxodo de jóvenes jienenses continua, imparable, a la espera de que surja un nuevo Sabina que le ponga letra y música a su migración. Los nietos empacan el toshiba y el título universitario. Los abuelos hacen mutis por el foro y entienden que lo único que ha cambiado es la calidad de la maleta. Del cartón al aluminio forrado de jacquard. La tristeza por dejar la tierra sigue siendo la misma.
En la tele sigue la cantinela de las potencialidades de una provincia que lleva convirtiéndose en una potencia turística más de 30 años. los titulares insisten en la riqueza que yace en la biomasa y que nos hará, algún día, los reyes de la energía renovable. Cada domingo, en las liturgias partidistas, los candidatos nos piden el voto para frenar a tal o a cual, para detener a esto o a aquello, para hacer crecer a lo bueno y para asfixiar a lo malo. Misas de mediodía que duran lo que tardan en perderse los rótulos con las frases prefabricadas. Palabras de diseño que se disuelven cuando los fieles vuelven a sus cargos en ayuntamientos, diputaciones y parlamentos.
Dos chavales comparten una litrona en un parque
—de aquí no se va más gente porque apenas hay trenes que si no…
—¡jo tío! pues yo me tuve que ir a Córdoba a montarme en el AVE y no veas que flipe
—Jaén tiene los trenes como perlas, escasos
La realidad en esta provincia se aletarga y ralentiza y sólo algunos chispazos de crónica negra parecen sacudirla de cuando en cuando. Algunos de los responsables del asunto público dicen que los periódicos se ceban en contar lo negativo y lo deprimente. Que con tanta mala noticia generamos mal rollo entre la gente y que hay que elegir colores más optimistas y alegres para pintar el paisaje informativo de cada día. Así que podríamos empezar trasladándoles la paleta cromática que han elegido nuestros lectores:
—que el paro baje del 40%
—que acaben un de una vez la autovía hasta Albacete y hasta Úbeda
—que se adapten los horarios y los precios del transporte de autobuses interurbanos
—que alguien haga algo en lo del tranvía de Jaén
—que ese mismo haga o haga que hagan terminar las obras pendientes
—que se pongan de acuerdo en algo
Para empezar no estaría mal
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