
Lo bueno sería que uno escuchara con atención, como en la películas que tipo de música suena cuando va a dar un paso trascendental en su vida y así, escuchando la melodía, sabríamos si vamos bien encaminados o directamente de cabeza al precipicio.
Porque si aquella mañana, cuando el examen de matemáticas sobre las ecuaciones de segundo grado, uno hubiera podido oír con aquella orejas de soplillo, el guan gua guan de la trompeta con sordina no se hubiera quedado con el apodo del “nublado” por qué no despejó ni una incógnita
Si es que la música ayuda mucho en las películas, de qué si no James Bond sabe que el rayo láser no le va a dejar la entrepierna chamuscada como un pincho moruno: pues por que suena al mismo tiempo el Toreador, Toreador, que es tonada de fuerza y esperanza.
De la misma manera, el día que me declaré a la Mari, yo creía que lo que sonaba eran los Beatles y lo que realmente escuchaba ella era a los Iron Maiden desbocados y me quedé con un palmo de narices con el poncho al aire como en la Muerte Tenía un Precio.
Mucho que costó resarcirme de aquel disgusto y ya tomaba más precauciones y antes siempre pregunté que era lo que ellas oían: si me decían que 4 bodas y un funeral hacia mutis por el foro y si por contra era el Guardaespaldas sabía que tocaba guardia y nada más, y si era Andy Williams con la canción de el padrino ya sabias que lo de estoy sintiendo tu perfume embriagador era por los pinrreles y los alerones...
Pocas veces sonaba Memoria de África o el tema de Lara que en estas latitudes ir bajo la nieve en un trineo cubierto de pieles de reno es harto difícil. Así que me, sonaba más el silbido de Kurt Savoy en el bueno, el feo y el malo, que ese es el reparto natural de los papeles en los grupos de chavales y que te tocan por proximidad estética y moral. No hay enchufe que valga.
Hace años me ponía malo por al fiebre del sábado noche. Ahora me pongo malo en la mañana del domingo siguiente. Es la resaca, como una canción de Torrebruno en una película de Pili y Mili. Una tortura.
Ahora me va más, sobre todo cuando corro con el trotecillo cochinero el piano relajado de Michael Nyman que la sincopada Shakira no es buena para mis rotulas y lo que queda de los meniscos.
Aunque la mejor banda sonora es esta, la que escuchan, la de la radio de verano, bálsamo para mis contracturas.
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