Tengo 428 palabras por delante para cumplir con mi compromiso semanal en este poyete de papel. Sentados no cabemos más allá de un servidor y unos 1975 caracteres en forma de mirador de lo que pasa por estos lares en los que se hacen más fotos que cosas. A la vista está en las páginas de este diario el rosario de barandas de la cosa pública que vienen a fotografiarse delante de la catedral de Jaén, bajo la mirada blanqueada por las cataratas de Fernando III El Santo. Gente que parece teletransportada por los flases de cámaras y telefonillos. Lentes de la memoria que fijan las elevadas visitas y sus declaraciones llenas de amor por el suelo que pisan y que se diluyen, como las páginas de este periódico, envolviendo el pescado de la semana, protegiendo de goterones el suelo de la habitación, urgente solución para el apretón inoportuno y sustituto de emergencia de terciopelos de doble hoja. Se quedan las fotos y se quedan los baches en las carreteras tristes y con las cun...