Sanlucas
estirado cuan largo es en la cama del potro del calendario. Estirado por otra
vuelta de tuerca para elongarle los tendones festivos. La ciudad se queda
exhausta, mareada por tantos giros de la enorme noria que ha presidido unas
calles feriales en las que el mundo oficial se ha ido diluyendo en los últimos
tiempos. Copas y capos oficiales a tutiplén a escote del presupuesto dejando con
las tetas al aire a la cosa pública. Las cortes y cohortes de gerifaltes,
jefecillos, reyezuelos y sátrapas locales desaparecieron con el frío que sopla
desde los bolsillos vacíos. Había competencia en el tamaño de las raciones, el
largo de las gambas y el grosor de las lonchas del jamón. Se peleaba duramente
por arrastrar la cola más larga hecha de invitados en aquella fiesta que terminó
por terminarse de abrupta manera. Las cajas se cerraron o se fundieron. Las
fuerzas vivas han ido muriendo sin la respiración asistida del pulmón de acero
subvencionado. Han dejado libre el ferial sanluqueño. Dad al pueblo lo que es
del pueblo. Así lo quiso el Condestable de Iranzo. Que a mis villanos no les
falte de ná. Ni una mala comida ni un buen palo. Que se acostumbren a la guerra
que para la paz el gusto ya vendrá sólo. Entretanto los asuntos del diario se
siguen arrinconando a la espera de lo que pasa en los madriles. Jaén siempre
mirando a los señoritos de la capital para saber lo que pasa con sus haciendas y
con sus hacendados. los que quieren fijar a la gente en el territorio están muy
pendientes de quedar fijados en la Carrera de San Jerónimo en una de las llagas
de la cinco que tiene la sede del Parlamento regional. Escaño del redentor y sangre
de los afligidos por la incertidumbre de
lo que pueda pasar con lo de ¿qué hay de lo mío? Dicen que para los Santos
quedará la cosa solventada y que tendremos un Halloween tranquilo. Con tan sólo
sobresaltos de vampiros, zombies y hombres lobo. Por fin la cosa se
tranquilizará y las dietas y la nómina a cuesta del erario público dejarán de
pender de un hilo sobre el erial de desempleo y desesperanza que acogota al mismísimo
Sanlucas. Santo paciente y jobiano que
se deja estirar, con gusto por los sayones, de las ingles y de la sobaquera para
dar solaz a los villariegos mientras los palaciegos arreglan sus cosas de
importancia sin que los importune lo importante. Mañana doblaremos la hoja
almanaquera caída en el otoño recién nacido y descubriremos que: cuando termine
la fiesta los problemas; como el dinosaurio; seguían allí
Desde hace unos meses que andan los actores políticos de aquí para allá y de allá para aquí dándole vueltas a los millones de la Inversión Territorial Integrada, la celebérrima ITI, y en qué se los van a gastar. Una día sí y otro también los papeles y los micrófono recogen las declaraciones de los artistas protagónicos, secundarios y hasta de los extras que están para hacer bulto y ruido en la escena, sobre el destino de los más de 400 millones que van a llegar a esta provincia tan ajena a las alegrías presupuestarias y tan huérfana de cariño administrativo. Qué si una carretera, que si un polideportivo, que si una rotonda, que si una plazoleta, que si un teatrico, que si una piscineja, que si tal que si para cual y para lo de más allá. Así llevan semanas amasando la ITI y sus dineros de comarca en comarca y de casa consistorial a casa consistorial prometiendo que la lluvia, de millones, está al caer y que habrá que ir comprándose cubos, barreños, damajuanas, orzas, tazones...
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