A la
gente ahora le ha dado por correr. Lo hacen por gusto algunos, por necesidad
muchos y otros para maquear ante la peña con mallitas y zapatillas a las tres
de últimas: generación, tecnología y diseño.
—
¿pronas o supinas?
—
yo empecé pronando y ya ves voy supinando poco a poco.
Es
decir que si echas los pies padentro, lo que antiguamente era ser zopo, eres pronador.
Si por el contrario corres poniendo los pies como marcando las diez y diez eres
tope supinador. Ser un ráner es más complicado de lo que parece. Ya no vale con
ir a comprarse unas bambas, unas tenis, unas keds. Hay que ir a mercarse unas
zapas y con el número de pié hay que especificar si pronas o supinas
—¿me
da unas tórtola del 42 y medio para supinador?
—no
me quedan ná mas que de suela neutra ¿se apaña?
—entonces
me espero a que se las traigan, Por ahora me llevo una camiseta técnica, de tejido
inerte y con costuras reflectantes
—tengo
unas baratas, antibacterianas con regalo de una felpa con luz de led para el
pelo
—Ponme
cuatro, que no me digan que soy un sinluces
Ya
ven amigos. Ser ráner es algo más que ponerse a correr. Es una filosofía, un
credo, una actitud, un desahogo ante la realidad que vivimos. Hasta no hace
mucho cuando corrías por los carriles en los pueblos de Jaén o te tiraban
piedras por raro o se creían que venías escapao de los Prados. Un riesgo. Menos
mal que todo se ha ido normalizando y lo de correr es parte del paisaje. En mi
pueblo a falta de trabajo la vía de servicio de la Nacional IV y la de la Bailén-Motril
se ha llenado de peña ráner. Más vale desfogar sudando por esas cunetas que
ponerse a pensar en los inútiles que nos están llevando, junto a Teruel y Soria,
a tener menos densidad poblacional que el círculo polar ártico. Cómo dice mi
amigo Hasse, que es un sueco y nunca se lo hace, allí por lo menos hay alces y
renos, pero en Jaén tenéis un aeropuerto en Graná que eso es como lo de tener
un tío en el paseo del Violón, que ni es aeropuerto ni es ná. También, dice mi
colega nórdico, que en la provincia tenemos unos cuantos parientes en la Junta
pero que siguen sin dar con la tecla buena para que suene la flauta. Y a dos
paisanos en Hacienda, añado yo, en puestos muy principales pero que la
declaración de la Renta nos sigue saliendo a pagar. Corramos
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