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SOY UN PALETO



A quien más y quien menos aún le asoma el pelaje del lomo entre las costuras del blazer azul. Y los pies que se ocultan en los mocasines de diseño italiano aún conservan los callos y durezas de las alpargatas y las tórtolas de correr pollos de perdiz.Que levante el Lotus quien debajo de la Burberrys no lleva el moreno de una camiseta imperio o ha colado en su dvd una copia de los bingueros con la caja de Gritos y Susurros para disimular el cateto, que todos, todos, todos llevamos dentro y que por muchas manos de barniz de civilización que nos den se nos ve la rosca en la frente para encajar la boina y en el cinturón queda la marca de haber colgado la hoz para escamujar los caminos.Mucho yate en Puerto Banus, pero nos priva nadar en el pantano con la recámara de un tractor. Mucho pasear con el pelo al viento en un descapotable en Sunset Bulevar, cuando lo que realmente mola mazo es darle al Pasquali a fondo en un vereda.Darle al gin lemon o al daiquiri, si lo que triunfa es el tintorro en porrón y a la sombra de una parra.Y es que el hombre y la mujer, son por naturaleza, a babor y estribor catetos. Por la proa y por la popa. No basta con beber de la copa de cristal de Bohemia con el meñique tieso si luego nos limpiamos los morros con el dorso de la mano, o que los químicos diseñen efectivos quitamanchas para que nuestras solapas se llenen de lamparones.Es que ser fino no es lo mismo que estar seco. Achantar la muy no es lo mismo que guardar respetuoso silencio. Hacer mutis por el foro no es igual a largarse echando más chispas que la piedra de un afilador... o si usted acepta vivir conmigo el resto de su vida no le faltara de nada, que gruñir: moza quiéreme que tengo olivas. Y es que hasta para ser cateto hay que tener estilo... como un servidor que tenia el sobrenombre de lagarto dundee... por mi colección de rabos de lagartija...

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METER LA PATA HASTA EL CORVEJÓN

Lo de meter la pata hasta el corvejón es algo innato en el ser humano desde la mas remota antigüedad. De hecho si los animales tuvieran esa capacidad, que no la tiene todavía, dirían hemos metido la pierna.Quizás la primera gran metedura de pata de la historia fue la del “hombre antecesor” mientras caminaba por la sierra de Atapuerca, con tan mala fortuna que a meter la pata en la sima de los huesoso y o volvió a salir de allí hasta un millón de años después.Metió la pata también, Viriato, al elegir a sus colegas de farra guerrillera o al pagarles un sueldo tan esmirriado que en cuanto vieron brillar el oro romano tomaron las de VilladiegoY es que todos metemos la pata pero lo peor es que quede escrita en la historia por los siglos de los siglos y lo que era algo articular pasa al dominio público para que se publiquen libros y se hagan chascarrillos.Otro gallo le hubiera cantado a Dupont, mucho menos el de la cárcel de aquel castillo, si no hubiera metido la pata en Bailén, donde Casta

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