
Este “blog” no quiere ser coto cerrado y ha decidido incorporar algunas colaboraciones de quienes firman otras bitácoras en la red y que están relacionadas con quien escribe o con los asuntos que se suelen abordar en el Agudiario.
Hoy tenemos coomo firma invitada la del periodista José Manuel Fernández que no sólo fue capaz de subirse a un tren en Jaén, si no que además tuvo la suerte de atinar con el convoy en la solitaria estación jienense, en la que hasta Penélope se hubiera hartado de esperar.
La cutrez en RENFE no tiene límites pero, claro, ellos nunca tienen la culpa de nada. De nuevo me topé con la triste realidad de nuestras infraestructuras, las de Jaén, Andalucía, las ferroviarias, el bochorno de siempre. El supuesto tren rápido Jaén-Madrid con salida a las 6.45 horas, recientemente inaugurado por la vicepresidenta del Gobierno (el pasado lunes, sin ir más lejos, esta señora estuvo en Jaén para comprobar el grado de cumplimiento de las inversiones del programa Activa XXI, paradojas de la vida) llegó ayer a su destino con 35 minutos de retraso, por supuesto sin una palabra de disculpa, ni siquiera devolviendo el importe del billete a los sufridos pasajeros, como hacen cuando se retrasa el AVE, el tren de los ricos. El nuevo “material móvil” lo componen dos vagones cutres que cubren el trayecto en uno y otro sentido. Por los altavoces aseguran que “todo” el personal del convoy está a disposición del viajero para lo que precise, menos para informar, se supone, aunque resulta evidente que el personal brilla por su ausencia. En su lugar los vagones están dotados de unos indicadores luminosos donde aparecen en líneas de texto datos tan significativos e ilustrativos para el viajero como que el tren podrá viajar a 255 kilómetros/hora, además del lugar donde se producen las sucesivas paradas y la temperatura del interior del habitáculo. ¡Y con qué cara van a aparecer los empleados de RENFE, si todo lo que se anuncia es mentira!.Vamos a ver: en ningún momento del recorrido se alcanza esa velocidad, todo lo más 160 km/h, muy de tarde en tarde, y parece que el tren se va a descuajeringar. Además, el aire acondicionado tampoco funciona adecuadamente: en el trayecto de regreso, la temperatura no bajó de los 29 grados centígrados.Más imprecisiones: el tiempo de llegada a algunas estaciones, que aparece rotulado de vez en cuando, ni por asomo se corresponde con la realidad. Eso sí, el billete es más caro que en los horarios ordinarios, supuestamente porque se tardan veinte minutos menos en llegar, aunque en su lugar, se tarden quince minutos más. Total: cuatro horas quince minutos Jaén-Madrid. Para llorar.Resulta que, aquellos que sacamos el billete el día anterior, no fuimos informados de que se había producido un desperfecto en la vía (esta es la versión de RENFE) a la altura de Jabalquinto, a causa de una tormenta, ni cuando sería reparado. Los periódicos, que yo sepa, tampoco dijeron nada. Esa era la causa de que, parte del trayecto, en concreto desde Jaén a Linares-Baeza, se debiera realizar en autobús. Las molestias las subsana la compañía ferroviaria, su Departamento de Atención al Cliente, invitando a café en el bar de la estación (no es coña).Del retraso ni saben ni quieren saber, es decir, que lo dejan en manos del maquinista, dado que éste, trasladado al punto de trasbordo en autobús junto con los viajeros, debía primero poner en funcionamiento el tren y realizar las maniobras oportunas para que pudiera ser abordado por el personal, mientras éstos aguardaban pacientes otra media horita en el andén. Los mismos pasajeros que, ilusamente, pensaban llegar a Madrid a la hora señalada, dadas las altas prestaciones del “material móvil”.Por cierto, un conocido diputado nacional por Jaén, muy barbado él, asistió a la escena y sufrió la trapisonda, y no le oí yo poner el grito en el cielo, ni siquiera asegurar que el Gobierno mejorará las infraestructuras ferroviarias de la provincia, ahora que vienen elecciones, como hacen con Cataluña. En su lugar, se perdió de vista a la primera de cambio. La señora Fernández de la Vega debió venir a Jaén, este pasado lunes, en el mismo servicio ferroviario inaugurado por ella misma. No le deseo males mayores.
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