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INOCENTADAS DE LA HISTORIA


La inocencia, al igual que el inocente, apareció en la tierra con la aparición de los seres humanos y su capacidad de reírse del congénere más próximo. Ya, desde que el pitecántropos decidió descolgarse de la rama, un compañero de especie había plagado el suelo de espinas y ortigas para reírse a mandíbula batiente de cómo el aspirante a bípedo corría que se las pelaba hasta el arroyo más cercano para quitarse el escozor, mientras el resto del grupo se tronchaba de risa en la copa de un baobab,El bromista al igual que el embromado son parte de la humanidad y a lo largo de la historia pruebas no faltan.La primera gran inocentada la diseñó un cromagnon cachondo que mientras se rascaba la cabeza y se desparasitaba la coronilla decidió alumbrar a la culpable de atascos, aparcamientos en doble fila, multas en zona azul, semáforos en rojo y caravanas. Sin olvidar lo que nos cuesta una plaza de garaje o cambiarle el aceite al coche.Nuestro, todavía simiesco, antepasado deberá estar haciendo sonar su risa fósil pensando en los miles de homo sapiens que se enzarzan en el atasco del fin de semana rumbo a la playa. Un maldito cromagnon que debe reírse a mandíbula batiente imaginándonos con el dedo metido en la nariz a la espera de que la luz se ponga en verde a bordo del coche y como nos tiramos de los pelos cuando llega el recibo del préstamo que tuvimos que pedir para pagarlo o el impuesto de circulación.El invento de la rueda fue una gran inocentada. Menudo monigote.
Pero el hombre fue evolucionando y su capacidad para idear bromas e inocentadas se fue refinando. Metieron en el asunto a carpinteros y albañiles, a maestros artesanos y escultores, para idear en grupo, una de las bromas más sonadas de todos los tiempos.Andaban en Ilión, la clásica Troya, muy contentos y satisfechos de que los aqueos de cóncavas naves se dieran con un canto en los dientes cada vez que atacaban los altos muros de la ciudad en discordia.Desde las murallas y torres les tomaban los penachos a Ulises y Patroclo, en un adelanto de lo que sería luego la rivalidad entre merengues y blaugranas. Así que Agamenón y los suyos estaban con un cabreo tan monumental como el Faro de Alejandría pensando y repensando como meterles las cabras en el corral a esos chulos troyanos cuando el taimado Ulises pues les ponemos un regalo a las puertas y que la abrirlo se den cuenta de lo que vale una jabalina, que ya me tienen harto Héctor con sus chanzas… y dicho y hecho construyeron un gran caballo, por supuesto el de Troya, y se lo dejaron envuelto en lazos para que los troyanos picaran y vaya que si picaron… Odisea y su peña salieron de la panza del caballo y les dieron p’al pelo a Eneas que tuvo salir por piernas con un monigote, en forma de caballo, clavado en la cota de malla. Mientras que los griegos, de formación clásica; por supuesto; les gritaban en la lengua de Platón INOCENTES, QUE SOYS UNOS INOCENTES.Pero lo mejor que hay para gastar una broma es que la víctima diga: A MI NO ME LA DA NADIE. Eso es lo que le pasó, ni más ni menos, a Julio Cesar un emperador romano muy creído de si mismo y que no hizo caso al oráculo: Cesar ten cuidado con los Idus de Marzo, ten cuidado con los Idus de Marzo… y Cesar, que era muy suyo a mi que importan los Idus de Marzo, abril o Mayo, yo soy el César y a mi nadie me la da con queso.Y patricios y esclavos le gritaban por las esquinas: CESAR TEN CUIDADO CON LOS IDUS DE MARZO, y Julio Cesar como Don Erre que Erre a lo suyo, que él era muy listo y que había que ser muy macho para gastársela y en esas vio a su amigo Bruto (ya el nombre era sospechoso) en la escalinata del juzgado y fue a decirlo lo pesado que estaba todo el foro (romano por supuesto) con lo de los Idus cuando se le vino p’a encima con una daga con la intención de colgarle el monigote. Y mientras Bruto clavaba y clavaba Cesar que todavía no se lo creía le decía; tú también Bruto, hijo mío con lo de los Idus de Marzo.
La historia anda llena de bromas más o menos pesadas, más o menos crueles y con más o menos mala leche.El almirante Don Cristóbal colón largaba velas y soltaba lastre en el puerto de Palos mientras la multitud que se agolpaba en el puerto se mofaba con escarnio: a ver que descubres Colón. Ten cuidado no te pierdas y cosas por el estilo que sentaron muy mal a Colón y a los Pinzones.Tanto es así que se pusieron a descubrí un nuevo continente, que en lugar de llamarse Colombia, pasó a llamarse América y el almirante don Cristóbal seguro que se regodea con fruición como por su descubrimiento la hamburguesa va desplazando al cochinillo y el refresco de cola al moscatel que a él tanto le gustaba.Como los pantalones vaqueros han desplazado a calzas y jubones. El rock and roll al silente tañido de la vihuelas y las películas de Hollywood a las historias de Maese Cervantes. Una broma con retardo.Las bromas, las inocentadas unas más pesadas que otras, más o menos crueles pero han servido para generar una media sonrisa como mínimo, ya que el embromado tiene la capacidad de generar ternura entre el público en genera. Si no hay tienen a Felipe II, rey de las Españas en las que el sol jamás se ponía. Soberano máximo del reino más extenso de la historia, pues también se la dieron con queso, bueno con madera… que los carpinteros reales le aseguraron: Majestad a su disposición la Armada Invencible, unos barcos que en toda la mar océana tendrán rival para cuestionar su dominio y que nadie podrá llevar a pique.Y así la Armada Invencible, a las primeras de cambio se hunde, para más INRI frente a las costas británicas delante de los hijos de la pérfida Albión y un enlutado Felipe II, en la penumbra de El Escorial dice aquello de: yo no mandé a mis barcos a luchar contra los elementos, mientras que se acordaba de los carpinteros reales y la madre que los trajo.
NO sería justo pasar sin detenernos en la gran inocentada que un tal Orson, Wells, para más señas le gastó a una crédula Norteamérica.Andaba el mozalbete enredando en la radio con unos teatros hablados cuando se le ocurrió contar la historia de otro Welles, la Guerra de los Mundos, o como los marcianos invaden la tierra para acabar con los seres humanos.Y así estaba el Orson con su equipo haciendo sonar silbatos como disparos de rayos, golpeando chapas para simular explosiones y pasándoselo como una enano cuando la peña radioyente va y se cree que aquello es verdad y los marcianos están en su barrio dejando a los vecinos como la ceniza de un puro y empieza a cundir el pánico. Afortunadamente aquello sirvió para vacunarnos contra la presencia marciana, cada noche, de Sardá y sus acólitos.
Y terminamos, más que con una broma o un engaño, con un misterio. El mar de la tranquilidad de la Luna es un mar o un decorado de televisión. El Apolo 11 llegó a despegar alguna vez de cabo Cañaveral. Armstrong puso, de verdad sus pies en la luna o aquello fue grabado en el salón de estar de la casa del director de la Nasa.La mayoría de los norteamericanos piensan que les tomaron el pelo y que el Apolo 11 lo más lejos que llegó fue a un plató de televisión. Están seguros que les clavaron un monigote en la espalda con forma de modulo lunar, que una cosa fue picar con la Guerra de los Mundos de Orson Welles y otra bien distinta creerse que un paisano estuvo dando un garbeo por la Luna. Que a uno le pueden decir tonto una vez, pero dos son demasiadas y que ya se sabe lo que pasa con los motes. Que te dicen dos veces inocente, inocente y te quedas con él para toda la vida

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