A mi no gusta que hagan bailar a las placas de las calles de un lado a otro del callejón de la ideología y comiencen con la retahíla de: ahora el general Mola, ahora ya no mola el general o que franco es este jefe del Estado o que estado tiene el general Franco. Me aburro. Sólo se entretienen los administradores de la cosa pública con esta batalla de las nomenclaturas que sirven para reconocer a gentes que sólo ellos conocen. Así que están mareando al operario del taladro municipal dándole vueltas con el atornillador-desatornillador que quita y pone y pone y quita placas por esas calles a las que van a bautizar de nuevo.
Menos mal que la gente es sabia y jamás se aprende lo que pone en los letreros de las esquinas y conoce a los sitios por la gente que vive en ellos y que sabe los nombres de quienes habitan las casas y de los vecinos que allí abrieron negocio.
Se equivocan quienes entienden que lo importante es el nombre de una plaza y no de quien la tiene que disfrutar. Yerran los que se detienen a discutir si al jardín le ponen galgo o podenco y no discuten sobre como mantenerlo verde, o dejan pasar los años sin abrir un parque por no saber si llamarlo así o asá.
Que tomen nota de la gente, que se dejen de trascendencias históricas, de llenar los planos de nombres rimbombantes y copien del ingenio popular que bautizó a “carretera del colesterol” a la Ronda Sur para que no se enfadaran los que rondan por el norte.
Menos mal que la gente es sabia y jamás se aprende lo que pone en los letreros de las esquinas y conoce a los sitios por la gente que vive en ellos y que sabe los nombres de quienes habitan las casas y de los vecinos que allí abrieron negocio.
Se equivocan quienes entienden que lo importante es el nombre de una plaza y no de quien la tiene que disfrutar. Yerran los que se detienen a discutir si al jardín le ponen galgo o podenco y no discuten sobre como mantenerlo verde, o dejan pasar los años sin abrir un parque por no saber si llamarlo así o asá.
Que tomen nota de la gente, que se dejen de trascendencias históricas, de llenar los planos de nombres rimbombantes y copien del ingenio popular que bautizó a “carretera del colesterol” a la Ronda Sur para que no se enfadaran los que rondan por el norte.
Publicado en el semanario Jaen21.
Comentarios
Menuda calle melancolia.
Un saludo