Como “firma invitada” me complace en tener a una compañera que tuvo que emigrar por razones que no vienen al caso, si es que hay caso para que la gente se tenga que ir de su tierra a buscarse la vida. Es periodista, fue durante una temporada tertuliana del programa “El Bulevar” en COPE Jaén donde se convirtió en una voz familiar e imprescindible. Hoy vive en Toledo y trabaja en Madrid y estas son algunas de las historias de Belén Ramiro...

Aquí la “chica de provincias” reflexiona sobre la vorágine que supone vivir en la desenfrenada ciudad de Madrid donde el más mínimo despiste te puede suponer una hora de tu tiempo perdida o 10 €uros tirados a la basura.
Ya supuso una odisea la costumbre de coger el pincel de la raya de los ojos y atinar con el movimiento del tren para pintarte. También supone un gran sacrificio tener que organizar un mes antes el número de viajes que se van a realizar en el mes para ir a Madrid a trabajar desde Toledo, y sacar cada billete con su horario correspondiente y correr a cambiarlo si es que de pronto te han surgido otros planes de retraso o adelanto.
Lo más fuerte llega el día en que vas a llamar por teléfono y no está el móvil en el bolso. ¿te lo han robado? ¿se te ha caído entre la masa de la gente y no has escuchado el sonido? Y claro, cuando han pasado tres horas desde que se produjera el suceso y han pasado alrededor de 2 millones de personas por el supuesto punto donde se te cayó el móvil, date la vuelta y pierde una hora del trabajo para investigar el paradero de tu recién estrenado móvil de última generación conseguido a base de puntos movistar y cuya cuenta de puntos has dejado a cero para conseguirlo. O sea, no tienes posibilidad de hacerte con uno nuevo gratuito y deberás volver al de papá con cinta aislante para que no se caiga la tapa.
Una vez recuperada la agenda de contactos y el sofocón del móvil y quedar delante de todos como despistada o desgraciada, pasamos al plan B: pérdida del bono de cercanías de un mes = 22 €uros. Desde el 7 de enero al 7 de febrero ya estaban pagados todos los viajes de Atocha a Nuevos Ministerios peeeeeeeeeeeeero. Entonces lo estabas haciendo bien, sales del AVE, te sacas el billetito al bolsillo del abrigo para ir preparada sin perder el ritmo de tu paso ligero por la estación y al llegar a la boca de entrada donde metes el billete por la ranura… ¡¡¡¡TACHAN TACHAN!!!! No hay billete. Se te habrá escurrido del bolsillo al andar. Claro, no te vas a dar la vuelta por toda la estación mirando al suelo. Está claro que o te lo han robado o lo han barrido porque en el suelo hay miles iguales que el tuyo. Y además, si te das la vuelta, es una media hora de tiempo que llegarás tarde al trabajo. Es increíble lo cuadriculado y ortopédico que tienes que llegar a ser en Madrid. No puede saltar ni fallar ningún eslabón de la cadena. Cada mañana hay que seguir el ritual y recordar todos los pasos.
Cualquier alteración del itinerario puede suponer otra catástrofe (mini). El lunes pasado tampoco encontré mi bono de 10 viajes del cercanías (al perder el del mes recurrí a los de 10 viajes) cuando llegué a la puerta de paso. ¡¡¡¡DIOS OTRA VEZ NO!!!! Se lo cuento a mi compañero y me dice que lo ha tirado la noche anterior a la basura. Toma ya!!! Lo vio en la mesa de la cocina y pensó que era para tirarlo, que estaba acabado. Como estaba debajo de una bolsa con papeles para tirar… Menos mal que metió la cabeza en el cubano y lo sacó sano y salvo con sus viajecitos reservados. ¡¡¡Menos mal!!!
La última ha sido la alteración del ritmo del viernes, día en que salimos a las 3 y la costumbre es irme con las compañeras a comer fuera, o volver a Magán. Pero para ahorrar me ofrecí ayer para hacer pasta con tomate y carne picada para las tres y comerla en la oficina para después irnos a ver la nueva exposición de Picasso en el Reina Sofía. ¿Qué ha pasado? Que me he dejado la bolsa con el taper en el AVE. Claro, como los viernes la sensación es de libertad de bolsas y yo iba tan mona con mi bolsito pues nada, no me he acordado de recoger del suelo mi maravillosa pasta con carne y tomate para tres personas que posiblemente ahora estén los TEDAX analizando en la estación para evitar todo peligro. Dios mío!!! He llamado a objetos perdidos y no había nada y me ha dado la risa al decirle a la de la oficina: “mire, llamo para reclamar la pérdida de un objeto, la bolsa de los taper con la comida de hoy”, jajajajaja. Esto es de coña. Esta es la murga, los currelantes.

Aquí la “chica de provincias” reflexiona sobre la vorágine que supone vivir en la desenfrenada ciudad de Madrid donde el más mínimo despiste te puede suponer una hora de tu tiempo perdida o 10 €uros tirados a la basura.
Ya supuso una odisea la costumbre de coger el pincel de la raya de los ojos y atinar con el movimiento del tren para pintarte. También supone un gran sacrificio tener que organizar un mes antes el número de viajes que se van a realizar en el mes para ir a Madrid a trabajar desde Toledo, y sacar cada billete con su horario correspondiente y correr a cambiarlo si es que de pronto te han surgido otros planes de retraso o adelanto.
Lo más fuerte llega el día en que vas a llamar por teléfono y no está el móvil en el bolso. ¿te lo han robado? ¿se te ha caído entre la masa de la gente y no has escuchado el sonido? Y claro, cuando han pasado tres horas desde que se produjera el suceso y han pasado alrededor de 2 millones de personas por el supuesto punto donde se te cayó el móvil, date la vuelta y pierde una hora del trabajo para investigar el paradero de tu recién estrenado móvil de última generación conseguido a base de puntos movistar y cuya cuenta de puntos has dejado a cero para conseguirlo. O sea, no tienes posibilidad de hacerte con uno nuevo gratuito y deberás volver al de papá con cinta aislante para que no se caiga la tapa.
Una vez recuperada la agenda de contactos y el sofocón del móvil y quedar delante de todos como despistada o desgraciada, pasamos al plan B: pérdida del bono de cercanías de un mes = 22 €uros. Desde el 7 de enero al 7 de febrero ya estaban pagados todos los viajes de Atocha a Nuevos Ministerios peeeeeeeeeeeeero. Entonces lo estabas haciendo bien, sales del AVE, te sacas el billetito al bolsillo del abrigo para ir preparada sin perder el ritmo de tu paso ligero por la estación y al llegar a la boca de entrada donde metes el billete por la ranura… ¡¡¡¡TACHAN TACHAN!!!! No hay billete. Se te habrá escurrido del bolsillo al andar. Claro, no te vas a dar la vuelta por toda la estación mirando al suelo. Está claro que o te lo han robado o lo han barrido porque en el suelo hay miles iguales que el tuyo. Y además, si te das la vuelta, es una media hora de tiempo que llegarás tarde al trabajo. Es increíble lo cuadriculado y ortopédico que tienes que llegar a ser en Madrid. No puede saltar ni fallar ningún eslabón de la cadena. Cada mañana hay que seguir el ritual y recordar todos los pasos.
Cualquier alteración del itinerario puede suponer otra catástrofe (mini). El lunes pasado tampoco encontré mi bono de 10 viajes del cercanías (al perder el del mes recurrí a los de 10 viajes) cuando llegué a la puerta de paso. ¡¡¡¡DIOS OTRA VEZ NO!!!! Se lo cuento a mi compañero y me dice que lo ha tirado la noche anterior a la basura. Toma ya!!! Lo vio en la mesa de la cocina y pensó que era para tirarlo, que estaba acabado. Como estaba debajo de una bolsa con papeles para tirar… Menos mal que metió la cabeza en el cubano y lo sacó sano y salvo con sus viajecitos reservados. ¡¡¡Menos mal!!!
La última ha sido la alteración del ritmo del viernes, día en que salimos a las 3 y la costumbre es irme con las compañeras a comer fuera, o volver a Magán. Pero para ahorrar me ofrecí ayer para hacer pasta con tomate y carne picada para las tres y comerla en la oficina para después irnos a ver la nueva exposición de Picasso en el Reina Sofía. ¿Qué ha pasado? Que me he dejado la bolsa con el taper en el AVE. Claro, como los viernes la sensación es de libertad de bolsas y yo iba tan mona con mi bolsito pues nada, no me he acordado de recoger del suelo mi maravillosa pasta con carne y tomate para tres personas que posiblemente ahora estén los TEDAX analizando en la estación para evitar todo peligro. Dios mío!!! He llamado a objetos perdidos y no había nada y me ha dado la risa al decirle a la de la oficina: “mire, llamo para reclamar la pérdida de un objeto, la bolsa de los taper con la comida de hoy”, jajajajaja. Esto es de coña. Esta es la murga, los currelantes.
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