Ha
venido flotando la realidad de esta última semana, acunada, por los plumosos abrazos
de los pájaros. Aéreos habitantes de la actualidad de esta provincia que sigue
sin levantar el vuelo. Primero
comenzaron las turbulencias generadas por las alas de una pava cazalillera que
atrajo la atención de medio mundo. Por un segundo, lo que dura el aleteo de un
colibrí, estuvimos a punto de hacer el negocio del eccehomo del pavo y la pava
campanaria. Pero se nos escapó la oportunidad y quedamos, otra vez, relegados
al sumario de las cosas de la España honda y profunda. Comarcas de raros
prodigios en los que nacen becerros de dos cabezas y lechones con el rabo en
punta. Tierras que generan hortalizas gigantes. Tubérculos enormes.
Cucurbitáceas ciclópeas que luego fotografían los corresponsales de los periódicos
capitalinos. Ya digo. A punto estuvimos de hacer lo de Borja. Turismo para ver
a la pava. Miles de pavos yéndose por el aire. El mismo aire que peina melena
en las torres catedralicias. Al templo le arreglan los desconchones y los
agujeros que le crecen en el tejado y entre las tejas que lo forman surge la
figura de otro pájaro. El cernícalo primilla y su familia sirviendo de nuevo a
los hacedores de los presupuestos. Rapaces contables de bolígrafo curvo,
ratoneros de partidas y cajones exhibiendo al nido de los primilla de toda la
vida para no ahuecar el ala y soltar el huevo de los dineros para arreglar la
techumbre. Pájaros de cuenta y otros que se descuentan de la lista de la
extinción. Las quebrantahuesas no paran de parir (licencia literaria) polluelos
en los cielos de Cazorla. Buitres sostenidos por las corrientes que más
calientan mientras que los somormujos y los andarríos penan en busca de la
subvención y la lombriz. La avutarda enseña sus poderosas nalgas emplumadas de
blanco desesperado y estepario. Las gaviotas reidoras han convertido a la
carretera de Fuerte del Rey en un camino disfrazado de puerto pero sin mar y
sin veleros. Duermen los cormoranes en los regatos del Guadalquivir embalsado y
los ánsares cloquean entre las cañas y las ovas
de remansos y descansos ribereños. Jaén fue provincia de pájaros y de
paso. Millones de zorzales abrevaban en los huecos del camino que marcaban las
ruedas de carros y remolques. Ausentes de ellos han quedado los charcos de goma
y agua de lluvia. Los pajarillos ya murieron su apocalipsis de trampas y veneno
cúprico. Perdimos las plumas de la confianza con cada estadística. Se fueron a
rellenar edredones y almohadas en los que se arropan los poderosos. Picos y
palas de papel. El AVE siempre fue una mentira.
En Cataluña dicen que van a cambiar la Navidad por la fiesta de invierno y la Semana Santa por la fiesta de la primavera. Una consejo del Consejo Escolar de la región. Es decir que el popular "caganer" se quedará sin sitio para hacer sus deposiciones ya que en la fiesta de invierno no caben tampoco los belenes. La verdad es que cada día que amanece el número de tontos crece y no paran de buscar agujeros para meter la pata por decreto. Por el momento en los colegios de Jaén está permitido que los chavales se deseen felices Pascuas, pero si la ola catalana prospera de dificil manera se podrá casar ideologicamente la imagen de la alcaldesa socialista entregando, arrobada, su bastón de mando a la imagen de Nuestro Padre Jesús con esta mania de sustituir el crucifijo por una foto del presidente autonómico o a los reyes magos por un vejete con sobrepeso vestido de terciopelo rojo.
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