
Así que no se me demore más y lo paga usted que yo no tengo suelto y ya ajustaremos cuentas a cuenta de los escaqueos en el balconcillo para fumar que se pierde usted más que la diez-once y no hacemos carrera de usted venga a darle a la muy y al cilindrín nicotinado y como se ponga usted malo de los bronquios no le doy la baja ni aunque me la pida con una pierna en la mano. Que son ustedes unos flojos que no valen mas que para gorronear folios y gastar teléfono que hablan más que cotorras y cualquier día doy de baja tres líneas y van ha hacer los pedidos a voces, por las ventanas, que ya está bien de abusar…
Por cierto Gutiérrez súbase también un par de tostadas con mermelada de ciruela que estoy un poco sujeto y haber si me suelto, que hoy he madrugado tanto que se me ha despertado el bicho de la gusa. Pero vamos, no se quede ahí como un pasmarote y baje rápido antes de que lleguen al desayuno los del edificio de enfrente y me pierde usted media hora haciendo cola en la barra... o eso me dice aunque últimamente no me fío de usted Gutiérrez que lo veo muy independiente, venga a darle a la tarabita con sus compañeros en la máquina del agua. Si es que son unos vagos hay que venir bebidos de casa, y meados y aliviados que menudas colas me hacen en el retrete que son peores que las cabras donde mete una el cuerno allí van todas. Menuda panda de inútiles.
Así que Gutiérrez, pillándolas, que se va el día y deje de mirarme con esos ojos asesinos y deje de apuntarme con la grapadora que esos bichos los carga el diablo… Gutiérrez no se acerque más… que se está jugando la extraordinaria.
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