
Me va a poner usted la mitad y cuarto de una mesa redonda que ando sobrado de calderilla y hay que aligerar el monedero ahora que viene la extraordinaria. Me añade cuarto y mitad de seminario de lo que sea que en casa tenemos buena boca y me lo riega todo con un par de botellas de foro, tinto y espeso, que con la copa en la mano nos gusta discutir sesudamente mientras celebramos unas jornadas gastronómicas en casa de VPO con la subvención de los intereses.
Me va a despachar, pero con chorreón en la balanza, un par de trozos de congreso profesional que me analicen el filtro de la lavadora que se me atranca con ponencias del tamaño de una horquilla del pelo. Me los pone usted de esos doraditos, con aspecto de jornada de trabajo… si de ese dorado… no me los coloque de marrón reflexión que luego me repiten y son para la cena.
Y me llevo de aperitivo para ir picando, así que no me los envuelva, un par de estudios con sus sinergias y curvas estadísticas y dos o tres encuestas sobre la intención de voto de los jugadores de pádel zurdos.
Me dice que le debo y me lo guarda en la nevera que ahora tengo que pasar a recoger una asamblea que se me rompió el sábado y la tengo en el taller a ver si tiene compostura. Gracias y déle recuerdos a su hija, la que trabaja en el restaurante de discursos… si es que tiene una mano para darle el punto a los mítines… en fin hasta ahora… que me quedo sin número en lo de las listas y cuesta la candidatura un ojo de la cara, que ni la canela en rama.
Me va a despachar, pero con chorreón en la balanza, un par de trozos de congreso profesional que me analicen el filtro de la lavadora que se me atranca con ponencias del tamaño de una horquilla del pelo. Me los pone usted de esos doraditos, con aspecto de jornada de trabajo… si de ese dorado… no me los coloque de marrón reflexión que luego me repiten y son para la cena.
Y me llevo de aperitivo para ir picando, así que no me los envuelva, un par de estudios con sus sinergias y curvas estadísticas y dos o tres encuestas sobre la intención de voto de los jugadores de pádel zurdos.
Me dice que le debo y me lo guarda en la nevera que ahora tengo que pasar a recoger una asamblea que se me rompió el sábado y la tengo en el taller a ver si tiene compostura. Gracias y déle recuerdos a su hija, la que trabaja en el restaurante de discursos… si es que tiene una mano para darle el punto a los mítines… en fin hasta ahora… que me quedo sin número en lo de las listas y cuesta la candidatura un ojo de la cara, que ni la canela en rama.
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