Fiel
a la tradición se levantó el sol de domingo de palmas y ramos. Lo hizo entre
unas y otros para brillar con fuerza en una de las celebraciones que convierten
las calles y plazas de los pueblos en
efervescencia popular. Laica y religiosa la muchedumbre se engalanó con lo
mejor de roperos y cómodas. Llena aceras y paseos con las urgencias propias de
una primavera que empuja en los brotes de los árboles y en los capullos que
pugnan por reventar en arbustos y enredaderas. Urgencias y prisa en las bullas
de esquinas y callejuelas en las que las pandillas de adolescentes comienzan a
jugar a lo que serán mañana mientras suena de lejos el tambor y una campanilla
de órdenes. Ayer de color blanco, rojo y amarillo. Tono de domingo de ramas,
palmas y ramón de olivo. Aquí allá los verdes de puertas de templos y viviendas
puntúan las filas de descreídos que se abrazan a las palmas para garantizarse
el escaño. Mañana lunes volverán a pedir las escrituras de ermitas y catedrales
o la revisión de los acuerdos vaticanos. Si París bien valió una misa una
concejalía bien vale una procesión. No hay valla que no se salten en pos del
objetivo. En mi pueblo rehubicaron los contenedores de basura, así con un
añadido de hache importante. Cojonuda y principal. Con un par de palotes tiesos
y otro cruzándose. De huna a calle a hotra. Se me va el teclado porque el
asunto es contagioso. Viral. Las cosas de la Semana Santa tienen importancia y
son importantes. Menuda se lió en Jaén con la polémica de vaya con las vallas
en las que no pocos acabaron enredados en la y griega y la letra que perdió el
título nobiliario. La elle que cayó víctima del revisionismo gramatical
salomónico. Ahora es doble ele. Como esas gemelas de barraca de feria que salían
con las cabezas unidas por las coletas. Con las elles tan hermosas que se dicen
en Jaén. Un nipollas capitalino suena a elle, como tiene que sonar y no con esa
letra moñas y doble, la ele repetida. Como les decía la altura de las vallas de
La Carrera a punto estuvo de convertirse en el largo de la capa que sirvió para
esquilar del cargo de D. Leopoldo de Gregorio, marqués de Esquilache. Hubo, en
los días previos amagos, desplantes, llamadas a la algarada, reuniones de
prebostes y capitostes de la cosa. Que si había que meter radial a las chapas o
dejarlas como las uñas, largas. Bares, tertulias, noticiarios y corrillos no
paraban de hablar del asunto. Y así anduvo la cosa entre los adoquines de
Bernabé Soriano hasta que las tribunas se terminaron de levantar. A un tris estuvo la historia de dar un giro inesperado al guión y cuya
decisión se aplaza hasta el año que viene. LLa veremos, así con elle de
capillitas y capellanes. Entre tanto las calles se llenan de niños tocando tambores
de juguete y soplando cornetas de plástico. Bares, terrazas, carreteras y
hoteles se llenan hasta los topes. Templos y ermitas acogen miles de corazones
que laten al unísono. Ritmo de marchas y desfiles. Penitencia y disfrute.
Trabajaderas y descanso. Sacrificio y expansión. Recogimiento y esparcimiento.
La vida nos pasa por delante no la dejemos pasar de largo.
Desde hace unos meses que andan los actores políticos de aquí para allá y de allá para aquí dándole vueltas a los millones de la Inversión Territorial Integrada, la celebérrima ITI, y en qué se los van a gastar. Una día sí y otro también los papeles y los micrófono recogen las declaraciones de los artistas protagónicos, secundarios y hasta de los extras que están para hacer bulto y ruido en la escena, sobre el destino de los más de 400 millones que van a llegar a esta provincia tan ajena a las alegrías presupuestarias y tan huérfana de cariño administrativo. Qué si una carretera, que si un polideportivo, que si una rotonda, que si una plazoleta, que si un teatrico, que si una piscineja, que si tal que si para cual y para lo de más allá. Así llevan semanas amasando la ITI y sus dineros de comarca en comarca y de casa consistorial a casa consistorial prometiendo que la lluvia, de millones, está al caer y que habrá que ir comprándose cubos, barreños, damajuanas, orzas, tazones...
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