Hay
perfiles hermosos como los de Sierra Morena cuando se deja caer en las tardes
de Jaén. Hay perfiles blandos y como de algodón en los mofletes de los niños y
en las arrugas de sus abuelos. Hay perfiles mohínos y filosos en las líneas
quebradas que manejan los usureros de la estadística, del interés sin suelo,
sin cláusula ni epígrafe. Hay perfiles redondos y soberbios de gente que se
abraza al último recurso que no es otro que el perfil del amigo y el de la
misma sangre. Hay perfiles interrumpidos como un orgasmo adolescente pillado in
fraganti. Hay perfiles dobles y taimados. Perfiles de tipos con mala baba de
mirada aviesa y peores intenciones. Hay perfiles que crecen hasta convertirse
en primeros planos. Lados que se troquelan para volverse el centro. Perfiles de
verde vegetal. Sinónimos de silueta olivarera que arrastra el tópico perfil de
noche plateada y oscura realidad. Políticos que se ponen de perfil porque saben
que su perfil es el menos idóneo para construir una solución. Perfiles etruscos
a los que no se les entiende el sanscrito en el que escriben sus promesas.
Perfiles egipcios, gente que siempre va de lado, huyendo, escondiendo
comisiones y regalos en jeroglíficos de pájaros y cabezas humanas con cuernos
de buey. Hay perfiles de puntos suspensivos que cuentan historias de hombres y
mujeres que cuelgan de un precipicio hasta el capítulo siguiente. Perfiles
culturales llenos de hachas sin hache. Ahí hay un perfil que dice ¡ay!.
Perfiles que hablan en inglés: soy un skyline. Perfiles ambiciosos que quieren
subir de categoría y ser horizonte. Perfiles laborales. Perfiles sicológicos.
Perfiles de actitud y de aptitud. Perfiles genéticos y perfiles geodésicos.
Perfiles de papel que se mudan al barrio de la papiroflexia. Perfil electoral
de domingo por la mañana que se vuelve brumoso en este lunes de perfiles y
gráficas. De quesitos, colores y reparto de sillones. Perfiladeros que cruzan
entre el monte del nunca se hace nada y la sierra de la culpa siempre es del
otro. Perfiles de bustos juveniles que son demasiados generosos o demasiado
planos para entrar en plantilla. Gente que no tiene perfil, que no encaja como
el cabo con su golfo. Deriva continental de las gilipolleces políticamente
correctas. Del no vales para esto, del no te queremos, del no pasarán, del no
me toque los cojones al no tienes el perfil adecuado. Perfiles es una palabra
prima hermana de pérdida, pérfida y permafrost. Congelada realidad. Como la de
los perfiles patricios que miran, sólo miran, como los olivos se suicidan y no
atienden al perfil homérico del escribano Ernesto Medina que les hace señas de
lo que ocurre cada sábado en este periódico
Desde hace unos meses que andan los actores políticos de aquí para allá y de allá para aquí dándole vueltas a los millones de la Inversión Territorial Integrada, la celebérrima ITI, y en qué se los van a gastar. Una día sí y otro también los papeles y los micrófono recogen las declaraciones de los artistas protagónicos, secundarios y hasta de los extras que están para hacer bulto y ruido en la escena, sobre el destino de los más de 400 millones que van a llegar a esta provincia tan ajena a las alegrías presupuestarias y tan huérfana de cariño administrativo. Qué si una carretera, que si un polideportivo, que si una rotonda, que si una plazoleta, que si un teatrico, que si una piscineja, que si tal que si para cual y para lo de más allá. Así llevan semanas amasando la ITI y sus dineros de comarca en comarca y de casa consistorial a casa consistorial prometiendo que la lluvia, de millones, está al caer y que habrá que ir comprándose cubos, barreños, damajuanas, orzas, tazones...
Comentarios