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OTOÑO




Llega la caída de la hoja. El calendario, el árbol y la maquinilla de afeitar se dejan hacer por el paso del tiempo y se desprenden de lo sobrante. En Jaén siempre es otoño. Se  nos caen los habitantes de las páginas del censo. Son las hojas que arranca la crisis y que hace volar, todavía con toda la clorofila, a tierras extrañas. Se nos el cae el pelo del padrón. Alopecia vecinal que ni los champúes y linimentos de los tíos y tías del con y sin bigote han conseguido frenar. Esto despuebla y se despobla. Tragedia silenciosa y silenciada que ha emergido entre el batiburrillo campañero y ha puesto de manifiesto que los jienenses, venidos a menos en número, podrán elegir a un número, también como ellos venidos a menos, menor de diputados. En lugar de seis serán cinco los sillones al congreso a elegir. Y aquí sí han saltado las alarmas entre los próceres. No hay cama pa tanta gente que cantaba el Gran Combo de Puerto Rico. Pobres de ellos. Los nervios cundieron y los achuchones y empujones en los despachos tiraron al suelo las carpetas con los asuntos pendientes, el número de desempleados, el marrón de los muros de obras sin acabar, los baches a medio asfaltar, las promesas fotocopiadas y unos presupuestos que se redactaron con el Windows 98 y que siguen vigentes edición tras edición. Las alarmas saltaron y las luces rojas comenzaron a dar vueltas avisando de que esto era serio. «Alguien deberá sacrificarse por el grupo» murmuraban desde los despachos. El resto se escondía y camuflaba entre el paisaje pero la lista estaba lista. La provincia de Jaén pierde un diputado en favor de la provincia de Cádiz. Vamos camino de convertirnos en un páramo castellanoleonés pero sin románico y sin AVE. En Jaén vamos quedando pocos, más viejos, con buena memoria y con más mala leche. Somos la peña a la que fijaron a la tierra con unas políticas que siguen llenando de adioses, esto que sigue es una licencia literaria, los andenes de las estaciones del tren. Cada vez que pasamos por el cementerio conocemos a más de sus inquilinos. El paso del tiempo y el paso de los años dejará a este Poyete sin inquilino, eso es un certeza, pero es que si no ponen remedio, también lo será que esta provincia se quedará sin electores y sin elegibles.

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