Andamos
como siempre en este Jaén nuestro discutiendo sobre si esto o si aquello o lo
de más allá o acá es mío o de él. Entre tanto griterío y aspaviento el asunto
por el que se discute ve como le va cagando la moscarda sin que pueda mover un
músculo para ahuyentarla. El zunzuneo de los insectos anuncia la eclosión de
miríadas de larvas que se alimentarán del cadáver que se pudre al sol y a la
luna. El primero no lo calienta ni la segunda lo enfría a la intemperie, a la
impericia que cae a plomo como el polvo enredado en la lluvia de una tormenta. Entretanto
los enterradores pelean sobre si la pala la tiene que poner uno u otro. Si el
nicho está dentro del término municipal o si la fosa debe abrirse en tierra
comunal o barbecho particular. Camposantos malditos perdidos en una espiral de
notas simples, notarios, abogados y leguleyos. Solares asombrados por el
postureo forzado de notables, burgomaestres, menestrales, caporales, manijeros
y trovadores que azuzan a la contienda alimentándola con puyas, bataholas y
añagazas improvisadas sobre la marcha
Basta
darse una vuelta por la provincia para ver ejemplos de lo que escribo. Les
importa más decir lo mal que huele que acabar con el hedor y las miasmas en las
que, empantanados, yacen viejos edificios y torcidos caminos. Estadios, raíles,
vías, caminos, puentes, presas, senderos, hospitales, consultorios, hostales,
desvíos, circunvalaciones, puentes, vados, estaciones, fuentes, aceras, calles,
rotondas, jardines y bosques. Todo es susceptible de discusión pero no de
acuerdo. Se pelean por las fronteras, el destino de los impuestos, el color de
las insignias y el largo de capas y banderas. Se abroncan por un sitio en el
balcón o por la limpieza de sangre de abuelos y parientes en la pre y pos
guerra. Son de Tintín o de Rompetechos pero no les gustan las historietas. Obligan
a la gente a elegir entre Esteso y Pajares. Discuten. Alzan la voz. Se ponen
estupendos y la grama y la zarza crecen por entre los proyectos muertos de
hambre presupuestaria. Asuntos que se dejan caer porque nos interesa o porque
perjudica al contrario. Gavilanes y palomas que cambia de papeles según luzca
desde el atril que arenga y dispara soflamas antes de que le hagan lo propio.
Discusiones y sofismas que siguen haciéndose por la guardia en las almenas de esta
Troya vieja, desempleada y resignada a que un caballo de madera vomite su
contenido y la noche de plata olivarera se oscurezca y calle para siempre las
voces y el debate estéril e inútil ante la próxima mañana
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