GAÑOTES

El recinto ferial es un escaparate para que te vean y que para que veas. O al menos así era hasta que la maldita crisis haya acabado con las mil y unas copas oficiales que se daban en las casetas para solaz y disfrute de los gañoteros profesionales y para solaz y disfrute de los que eran algo para que les pudieran pelotear en persona, y para los que no lo son y quieren pasar de pelotilleros a peloteados.

En San Lucas, entre fino y fino, se hacia el caldo gordo de listas electorales y estrategias políticas y empresariales. Se daba vidilla y entre palmas y palmas de sevillanas se palmeaba la espalda amiga o se empujaba el lomo que ya no servia.

Así que este San Lucas por culpa de la crisis está teniendo menos tirón fotográfico e informativo así que lo lúdico y lo festivo gana enteros en la celebración que se sacó del bolsillo del jubón el condestable Lucas que alanceaba toros, para escarnio de animalistas, todos los años por su santo mientras picaba espuelas al noble bruto que montaba.

Eso sí, queda por dilucidar el misterio de la caseta abandonada y las cuitas internas del PSOE que afloran, ¡oh paradója!, en el recinto con nombre de un alcalde del PP.