
Lo de la cosa pública en esta provincia es realmente singular. Mientras Jaén se queda sin trenes porque se cae un muro, mientras que un corrimiento de tierras corta la carretera que une la capital con La Guardia, mientras los deslizamientos de la calzada obligan a cortar varios carriles en la A-4, mientras las lluvias desbordan el Guadalquivir en varios puntos de la provincia, mientras los caminos rurales son borrados del mapa por las riadas, mientras árboles, cornisas y vallas son arrastradas por el viento… aquí los responsables se despachan desde sus despachos con escuetas notas de prensa y algún que otro ese eme ese alertando de tal o cual asunto. No, no dan la cara ni ponen la geta para explicar con pelos y señales porque ocurre lo que está ocurriendo.
Eso sí no rehuyen la moda de fotografiarse sosteniendo un cartel o en ese remedo del “todos para uno y uno para todos” tras firmar clones de protocolos que no terminan de ser realidad. Se suceden visitas de altos cargos que descargan declaraciones vacuas y anodinas que no llegan ni a titular. En esta provincia la teoria del caos funciona a la inversa: es necesaria una gran tormenta para que una mariposa mueva las alas.
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