En estos días de escaparse al escaparate fituriano en la Villa y Corte de los milagros de la dieta y el coche oficial la provincia queda narcotizada en una andanada de declaraciones llenas de novocaína que anestesian, la ya de por sí asténica realidad provinciana, en las que se habla de una industria turística capaz de sacarnos del pozo de los dos dígitos del desempleo y de poner torniquete al aneurisma de la aorta emigratoria que desangra a Jaén con la marcha de sus más jóvenes y preparados profesionales por falta de oportunidades laborales en este territorio que aguanta mejor la crisis que el resto de España, según dicen los de la cosa pública, y en el que la vida es más larga gracias a la ingesta masiva de aceite de oliva y a la vida contemplativa desde el porche del PER y la colección de peonadas para rellenar el álbum de esta vida y color del subsidio.
Así que ahí andamos encantados de habernos conocido e intentando que alguien venga a conocernos y que además pague por ello.
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