Ir al contenido principal

LA MALEZA Y LA PEREZA.

Esta fotografía se tomó el 8 de septiembre de 2008 en la calle Santo Reino de Jaén. Una calle muy singular en la que se puede aparcar encima de las dos aceras invadiendo parte del área peatonal con el vehículo. Eso sí tienes que aflojar en la máquina expendedora de los tickets de la zona azul.
Como es preceptivo justo en el inicio de la calle hay un cartel en el que se informa a los conductores de los días y horarios de la regulación del aparcamiento bajo pago. El problema es que los que cobran por estacionar están mas por afilar el lápiz de la sanción que de sacarle filo a las tijeras de podar y que la gente pueda leer la señal en cuestión.

Comentarios

lojeda ha dicho que…
Ya se podían poner a limpiar lo que está sucio y abandonado y dejarse de
tonterías.
Un abrazo
AguLuna ha dicho que…
Curioso el fruto de estos naranjos, lo malo es que las hojas que desprenden son en forma de multa.
Lucas Contreras ha dicho que…
Esta foto se la podias haber vendido al IDEAL para su foto denuncia de la página cuatro a ochosientas XDXD.
AguLuna ha dicho que…
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Antonio Agudo ha dicho que…
me cago en la p... no hbaía caído en eso

Entradas populares de este blog

CAGANÉ ESTREÑIDO

En Cataluña dicen que van a cambiar la Navidad por la fiesta de invierno y la Semana Santa por la fiesta de la primavera. Una consejo del Consejo Escolar de la región. Es decir que el popular "caganer" se quedará sin sitio para hacer sus deposiciones ya que en la fiesta de invierno no caben tampoco los belenes. La verdad es que cada día que amanece el número de tontos crece y no paran de buscar agujeros para meter la pata por decreto. Por el momento en los colegios de Jaén está permitido que los chavales se deseen felices Pascuas, pero si la ola catalana prospera de dificil manera se podrá casar ideologicamente la imagen de la alcaldesa socialista entregando, arrobada, su bastón de mando a la imagen de Nuestro Padre Jesús con esta mania de sustituir el crucifijo por una foto del presidente autonómico o a los reyes magos por un vejete con sobrepeso vestido de terciopelo rojo.

METER LA PATA HASTA EL CORVEJÓN

Lo de meter la pata hasta el corvejón es algo innato en el ser humano desde la mas remota antigüedad. De hecho si los animales tuvieran esa capacidad, que no la tiene todavía, dirían hemos metido la pierna.Quizás la primera gran metedura de pata de la historia fue la del “hombre antecesor” mientras caminaba por la sierra de Atapuerca, con tan mala fortuna que a meter la pata en la sima de los huesoso y o volvió a salir de allí hasta un millón de años después.Metió la pata también, Viriato, al elegir a sus colegas de farra guerrillera o al pagarles un sueldo tan esmirriado que en cuanto vieron brillar el oro romano tomaron las de VilladiegoY es que todos metemos la pata pero lo peor es que quede escrita en la historia por los siglos de los siglos y lo que era algo articular pasa al dominio público para que se publiquen libros y se hagan chascarrillos.Otro gallo le hubiera cantado a Dupont, mucho menos el de la cárcel de aquel castillo, si no hubiera metido la pata en Bailén, donde Casta

DIARIO DE UN CONFINADO II

A lo largo de las últimas semanas se está produciendo un fenómeno curioso. Basta con poner atención para percibir el latido vital de nuestros pueblos y ciudades. Abran sus balcones y ventanas y oirán lo que siempre pasaba y que no percibíamos. El encierro al que estamos sometidos los ciudadanos y a la parálisis obligada de sus herramientas y mecanismos está sacando al primer plano todos los ruidos que quedaban sepultados por la cacofónica actividad de nuestras rutinas diarias. El trino de los pájaros es una de las voces principales y las conversaciones de nuestros vecinos, con un poco de atención, se vuelven inteligibles y nos damos que las nuestras también pueden ser oídos por el resto de nuestro barrio. El silencio de los primeros días de confinamiento nos había atronado los oídos y estos, poco a poco, van sacándoles los matices a esa irreal banda sonora que por primera vez escuchamos. Estamos en momentos de muchas primeras veces. Estamos estrenando sensaciones que teníamos aga