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COSAS QUE NOS DEJAN A GUSTO

Amigas y amigos relajarse ya no es un lujo. Relajarse es algo fundamental para mantener la cordura y no caer en el estrés y la angustia diaria. Pero qué nos relaja realmente. Son ciertos los tópicos o por el contrario lo que nos afloja la mandíbula y la mala jindama son otras cosas bien distintas a los clásicos elementos relajantes de:  

Una puesta de sol 

Mirar al mar 

Oír trinar a los pájaros 

Tumbarse en la verde hierba 

O escuchar el piano de Richard Clayderman.

 Pero vamos a demostrar que lo que realmente nos relaja, nos deja a gusto y con la baba cayendo por la comisura de la boca son otros asuntos más cercanos y mucho más fáciles de alanzar sin gastarnos ni un céntimo de euro en estos tiempos de tribulación dineraria. 

Así que les vamos a ir dando algunos ejemplos de cosas que de verdad. De verdad de la buena nos relajan y que salen muy, pero que muy baratas. Nada cuesta y es de alivio ventosear discretamente si es que estamos en compañía de otros en un lugar cerrado y más alivia aún que la mudez del gas al salir no incluya el perfume, sobre todo si nos ataca el retortijón en un ascensor. No me digan que esto no relaja y además cada uno lo puede hacer a su estilo y manera.

Más allá de esa capacidad que tiene el cuerpo humano de aliviarse que me dicen cundo después de una opípara comida con su postre y con su copa y con su puro uno se repantiga en la butaca y se desabrocha el botón de arriba del pantalón dejando expandirse al estomago para que refocile en sus gestiones internas.

No menos gusto da desabrocharse la faja o bajarse las mini medias para rascarse donde se nos clavaba el elástico de los ejecutivos. Que paz… que serenidad…que modorra… 

Pero si un buena manera de quitarse la tensión es echando una buena siestas que les parece si vemos otras maneras de serenarnos en fase de vigilia. Podemos y debemos ir despiertos a la hora de conducir, pero que levante la mano quien, aprovechando que el semáforo esta rojo se hurga la nariz con sumo gusto fabricando perdigones. Como mola. 

Pero también tranquiliza y de qué manera que cuando piden voluntarios para hacer una tarea levante la mano otro y que tu te libres. Que te vayas al servicio y que al volver, otro, haya pagado las cañas. Que la Guardia civil pare al coche que va delante. Que al maître se le olvide meter en la cuenta las gambas a la plancha. Dejar de meter barriga en la playa cuando te cubre el agua y rascarse donde más te pica sin que nadie te vea y sentirse ligero como una pluma. Aéreo como Pedro Marín

 

 

 

 

Comentarios

Alberto Román ha dicho que…
1.- A mi Richard Clayderman, lejos de relajarme, me pone de los nervios.

2.- Resulta curioso: me he puesto a recordar las veces que he estado más relajado en mi vida, y en todas esas ocasiones estaba sin ropa. Creo que el tejido, sea del tipo que sea, estresa.

Saludos.

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