Ser de Jaén es tener un cuñado que se fue a la Guardía Civil o a los hoteles de la costa. Ser de Jaén es estar acostumbrado a que las obras públicas se eternicen en los despachos y leer carteles caducados de proyectos que nunca llegaron a ser. Ser de Jaén es viajar a Valencia dando una vuelta de mil pares de narices y ver crecer la grama y los jaramagos en el replanteo de la A-32. Ser de Jaén es haber escuchado las historias de cuando los trenes no eran asuntos de canciones de Sabina. Ser de Jaén es tener la paciencia de ver como se enroscan en el paso del tiempo lo de la presa del Río Eliche, el encauzamiento de los Puentes o la sombra del museo de Arte Ibérico.
Para ser auténticamente de Jaén tienes que haber cobrado una vez al menos el paro o el PER y dar así que hablar a los de fuera de la región. Para ser de Jaén hay que haberse tomado unos cuantos biscúteres del Alcázar y tapearse los barrios de sus 97 ciudades con sus aceras llenas de tabernas y bares. Para ser de Jaén hay que tener calma y sangre fría para no levantarse como el Michael Douglas en “Un día de Furia” y arrancar el motosierro y decir hasta aquí hemos llegado con las subidas de la luz, del gasoil, del gas, de la contribución, del sello del coche, del ierrepeefe, del copago del Efferalgan, del Sintron y de las comisiones del banco y la caja de ahorros que nos parió.
Ser de Jaén es asomarse al vacío desde el Yelmo, desde el Almadén o desde el agujero por el que se han ido 120 millones de euros del tranvía y no tener vértigo. Ser de Jaén es estar jodido como una Jota Mayúscula.
Comentarios
Me temo que predicas en el desierto. El totalitarismo socializante inoculado en nuestra provincia tras casi estos 40 años de democracia, es así. Jaén ha perdiso de forma definitiva el tren de la modernidad. cada días más rancia, más vieja, más casposas, más tópica... una verdadera lástima... pero dime quién te gobierna y te diré de lo que careces: ¡dignidad!