El sexo se ha convertido en género. De tanto generalizar el contacto carnal las fronteras del ADN se han caído para formar un batiburrillo de genes en danza helicoidal. ¿De qué género eres? preguntan y no sabes si responder del textil o salir por los gametos de Úbeda.
¿Crees que soy sexy? cantaba preguntándose Rod Stewart que ahora hubiera cambiado la cuestión y hubiese titulado: ¿Crees que soy género? En general estas cosas degeneran. Es lo que tiene el sexo que se empala en la equis que lo define como general en jefe de las pulsiones fundamentales del individuo que necesita de regeneración varonil, mujeril, personil y viril y hembril.
Me convertiré en pena piensa el pene y el monte de Venus sueña con ser colina o mejor montaña abajo en la que ruedan los óvulos perseguidos por la palabra ovula y la clitorisa que ordena y manda callar a esta barahúnda de testiculinas que imprimen carácter en el grafiti del vello público, ese que se ve y se escapa por entre las escotillas de la piel. .. qué cosas tiene el sexo. El sexo tiene a las personas según su generación y su género y su genero y su generó… que al final quien manda es la tilde… y sin ma delante.
Y les cuento todo esto porque desde mi poyete veo a mi compadre Francisco Linares, un lexicógrafo de Bailén, muy cabreado con los enredos de la lengua en el lenguaje de lo políticamente incorrecto y empuña amenazante a la nueva gramática española y cita: "En el lenguaje de la política, en el administrativo, en el periodístico, en el de los textos escolares y en el de otros medios oficiales, se percibe una tendencia reciente (de intensidad variable, según los países) a construir series coordinadas constituidas por sustantivos de persona que manifiesten los dos géneros: a todos los vecinos y vecinas; la mayor parte de los ciudadanos y de las ciudadanas; queridos alumnos y alumnas; la voluntad de los mexicanos y las mexicanas.”
As que por lo que me toca o me toco hago propósito de enmienda. Que enmendar no es de género tonto.
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