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EL POYETE

Esta es "El Poyete" la columna que publica hoy el Ideal de Jaén:


Una señora se me cuela en la cola del mercado y cuento hasta DIEZ. Un tipo me enseña el dedo corazón desde su coche y lo acompaña con un largo mugido del claxon y cuento hasta NUEVE

La chica rubia que se bajó en el tercero me dejó clavado el tacón en el juanete del pie izquierdo mientras me miraba como si yo hubiera sido el que le pellizcó la nalga y cuento hasta OCHO. Estoy acabando la jornada cuando antes de poder guardar el archivo se me cuelga el ordenador. En la pantalla hay una cara que se ríe y me dice: “reiniciar sistema. No se guardarán los cambios”. Los compañeros saludan al irse: adiós “pringao” y cuento hasta SIETE.

Abro el buzón y me cae encima una foto en la que se me ve la nuca a bordo de mi coche. La instantánea la firma una tal DGT y asegura que le debo 400 euros y no se cuantos puntos. Se despide con un consejo “en travesía respete las señales” pero no especifica sin son las del cielo o las de la tierra y cuento hasta SEIS.

Subo hasta el rellano y cuando me busco las llaves en el bolsillo recuerdo que están en un bolsillo, pero del abrigo que me dejé en la oficina con las prisas por salir antes de que llegará el turno de la limpieza y volvieran a decir, con el mocho en la mano, “siempre le toca al mismo…pobrecillo” y cuanto hasta CINCO cuando sale mi vecino y me dice “pues te la hinco”.

Toco al timbre para contar hasta CUATRO en el piso pero no me abre nadie. Se apaga la luz de la escalera y buscando el maldito interruptor tocó varios timbres asi que me escondo para no dar explicaciones de nuevo, es la enésima vez que me pasa. La primera se la tomaron bien, pero a la sexta ya me dijeron que dejará de hacer gilipolleces y tengo que contar hasta TRES.

Busco un cigarrillo para serenarme y recuerdo que ya no fumo y cuento hasta DOS. Bajo hasta la calle y se pone a llover y cuento hasta UNO cuando veo que mi coche tiene una rueda floja. Me voy al banco a pagar la factura del móvil de mi niña que ha venido devuelta y después de una hora y media esperando mientras leía folletos de sartenes de culo de teflón y robots de cocina; qué coño harán estas cosas en un banco me pregunto; el cajero me dice que para abonar ese recibo tengo que ir un jueves acabado en número par, cuando la luna se sitúe en el perihelio de Fobos en contraste con el acimut de Deimos. Vamos que no me cobra por ignorante astronómico y por no ser cliente de toda la vida… así que resoplo, me acuerdo de unas cuantas madres por lo bajini y cuento hasta CERO

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