
La verdad es que me lo debería mirar. Consultar con algún especialista para que arroje luz sobre este asunto que me preocupan hondamente y que me sitúa fuera de la corriente de moda.
Y les cuento: he anotado el óbito del premio Nobel Saramago como una perdida para la literatura y no como un punto de inflexión en mi vida. No he flotado en la balsa de piedra como tampoco he visto completa Bambi de Walt Disney. Soy más de la novela negra y de Jack el Esqueleto. Tampoco me hace vibrar este último Serrat que se ha quedado anclado en la orilla de aquel maravilloso Mediterráneo.
No le veo la gracia a la voz cascada de Sabina que ha perdido aquel punto canalla que rezumaba con sus malas compañías y estoy hasta el gorro y la gorra de que los desconocidos que me presentan me estampen dos besos, como si fuésemos camelleros en un oasis. Tampoco le veo chispa a la última película de Almodóvar o por qué el Resines tiene que repetir sus líneas de guión dos veces.
También hace tiempo que dejé de preguntar por el cerro de las canteras, que qué pasará en los puentes si llueve torrencialmente otra vez y por dónde van las vías del AVE que deberían llegar a la provincia.
Como Spock en Star Trek no dejo de repetir para mí: “fascinante” que tras tantos años sigan los mismos con los mismos problemas sin resolver… eso sí citando a Saramago o fotografiándose con Bob Dylan para promocionar el aceite de oliva.
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