
Y digo que Jaén se despertó con dolor de cintura, de tibia y peroné por aquello de los dos goles; en contra; que la han privado del rincón futbolero en la segunda división y del disfrute del graderío. O sea que añadimos la decepción deportiva a la historia del Real Jaén que acarició la gloria y se le escapÓ corriendo con las botas de los castellonenses del Villarreal.
A todo esto ya nos podemos sentir orgullosos porque Jaén ha entrado en la modernidad urbana, siempre y cuando se entiende esa modernidad en kilométrico atasco y enredo circulatorio generado por las prisas de unos gobernantes que anduvieron tocando el caramillo en la floresta durante muchos años y ahora las obras se les vuelven huéspedes con las prisas presos de unas fechas y un calendario electoral que se les viene encima.
Entrar a Jaén en coche es un autentico calvario, ojalá ayer en la Victoria hubieran puesto en la defensa al concejal de urbanismo, seguro que el Villarreal ni hubiera olido puerta.
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