Cada
mes ocurren cosas de cada mes. Son las mensualidades nuestras de cada treinta días.
Asuntos que se repiten como una menstruación ajena el climaterio del futuro.
Cada mes hay una luna llena y una cuenta corriente menguante. Cada mes el número
de los que están a la cola aumenta y disminuye la cantidad de lo que ingresan mensualmente.
La merma creciente y la creciente menguante esperanza de los que esperan una
salida para evitar tener que salir de su tierra a la desesperada. Cada mes hay
una nómina si se tiene suerte y si no se tiene el banco la convertirá en nada. La
nómina o la suerte o ambas. Cada mes pesan más los recibos y recibís
hipotecarios, crediticios, tarjetarios y asegurarios. Los muertos, el coche, la
casa, la vida y la muerte empeñada en pagar facturas. Final de mes bordado en
la boca como un punto de cruz que señala la fosa, los plazos y las tumbas donde
yacen tantos sueños enterrados en infinitos finales de mes. Voracidad
insaciable de este sistema parasitario que habita en la compulsiva manía de
compulsar mil y una veces el mismo documento. Millones de fotocopias de deneís
pagados a precio de oro para seguir llenado cajones con pagarés de plusvalías,
injustas imposiciones, repetidas tasas, impuestos como losas que recubren una
estafa tan grande y tan forma de pirámide. El enigma de una esfinge de papel y
burocracia en el mundo de lo digital y de lo electrónico. Deposiciones del
tamaño de gigas gigantes. Abonos en metálico para que los niveles de minerales
y nitratos no disminuyan. Cada mes el güano del cash and flow sigue siendo el
mantillo que todo lo tapa y nutre. Cada mes los consejos directivos y las
direcciones ejecutivas de corporaciones, partidos, compañías, agrupaciones y
alianzas se reúnen para dar vueltas a la tuerca y al calendario para que se
retuerza y se refuerzan con amenazas, desahucios, embargos, expropiaciones y
requisitorios. Gobiernos, cabildos, diputaciones, ayuntamientos, parlamentos, círculos
y agrupaciones presionan a las semanas para que los meses se inicien desde el
final y tener doble cosecha. Cada mes siguen en el que no nos paren y que sí
nos paguen la mensualidad. Persigan a los deudores así como nosotros nunca
perdonaremos a los que nos adeudan. Destierren a morosos. De caza a los que se
retrasan en el ingreso. Cada mes los buzones se llenan de facturas,
reclamaciones, protestos, Cada mes se apilan, cómo en una pira, vencimientos y
desconvencimientos de que lo que abonamos no sirve, si no, para alimentar a una
bestia hecha de trajes, maletines, despachos, dietas, embajadas, consulados, salones
y mentideros. Cada mes electrocutan a su población con las facturas de las
empresas que los acogerán en sus mesas de deliberación y cada mes conocemos los
mismos deudos camino a las ventanillas dónde somos esquilados, ordeñados,
pelados, exprimidos, esquilmados, destilados, trasquilados, mensurados,
triturados, menstruados, sangrados, apilados, analizados, contados y estrujados.
Cada mes tiene una luna llena y nunca será nuestra
Desde hace unos meses que andan los actores políticos de aquí para allá y de allá para aquí dándole vueltas a los millones de la Inversión Territorial Integrada, la celebérrima ITI, y en qué se los van a gastar. Una día sí y otro también los papeles y los micrófono recogen las declaraciones de los artistas protagónicos, secundarios y hasta de los extras que están para hacer bulto y ruido en la escena, sobre el destino de los más de 400 millones que van a llegar a esta provincia tan ajena a las alegrías presupuestarias y tan huérfana de cariño administrativo. Qué si una carretera, que si un polideportivo, que si una rotonda, que si una plazoleta, que si un teatrico, que si una piscineja, que si tal que si para cual y para lo de más allá. Así llevan semanas amasando la ITI y sus dineros de comarca en comarca y de casa consistorial a casa consistorial prometiendo que la lluvia, de millones, está al caer y que habrá que ir comprándose cubos, barreños, damajuanas, orzas, tazones...
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