Hace diez años publiqué este artículo. Ha pasado una década y todavía sigue habiendo motivos, puede que más que antes, para ponerlo en estas páginas porque cómo sigue molando vivir en Jaén. Esto es un autentico paraíso en el que la vida transcurre apacible, sin sobresaltos y sin que se monten unos tremendos pollos cada vez que el tren de cercanías no llegue por culpa de una catenaria averiada. 1º, en Jaén no hay cercanías y por lo tanto estamos libres de esos soberanos sustos y 2º, aquí la peña no es tan tocapelotas como lo son catalanes y madrileños, que por que se colapsen los servicios ferroviarios o se inunden tres tramos de la M-50 empiezan a dar el coñazo con que en esas circunstancias no se puede vivir, que se quedan sin puente esa semana, que si las vacaciones se les estropean... Fíjense, sin ir más lejos, aquí en Jaén somos tan longevos por que no nos hacemos mala sangre con lo del tren y con lo de las autopistas de peaje. Aquí se cortó la vía del tren en Las Madriguer...