Llueve y los chubascos trazan de verdín y ova los bajos de este poyete. Llueve y la lluvia es la gran noticia de esta tierra apegada al terruño y que baila al ritmo caprichoso de cabañuelas y los cabañuelistas del Congreso de los diputados. Siempre a la espera de una borrasca. Siempre a la espera de que caiga una sinecura, un carguillo, un puesto, una colocación o una paga para pagar los servicios prestados desde la Reconquista. Llueve en Jaén de medio lao, con malafollá cuasi granaína mientras la bailenmotril se llena de coches rumbo a la ciudad de los piononos y los decatlones a la celebración del blacfraidei en el nuevo centro comercial. Llueve en Jaén mientras el fango atasca las ruedas del carro del desarrollo de los boletines oficiales. El barro y los alcanciles silvestres medran en los solares adormecidos por el ritmo cansino de la lluvia macondesa y cansina. Los carriles y caminos del monte y la campiña son lodazales burocráticos en los que se embarran los proyectos e i...