Vale. Está muy bien que se entretengan en zaherirse los unos a los otros a través de los titulares. OK. Pueden seguir yendo de aquí para allá reivindicando a los jefes del contrario el quítame allá un informe oficial o la devolución de una subvención injustificada. Puede que sea necesario enredarse en los laberínticos rompecabezas de autovías, parques y museos sin acabar. Si les sobra tiempo nadie les va a reñir porque se vayan al juzgado a ponerse querellas porque no me dejaste entrar o salir del ayuntamiento. No está mal eso de que, de cuando en cuando, animen el cotarro con mociones de censura o de confianza. Que acudan a los plenos a defender al baranda central, al regional, al provincial o al vecinal.
All right, nadie se opone, si tienen tiempo libre, a que corran pollos de perdiz por entre los olivares y los mareen por la campiña hasta que caigan exhaustos. Pueden seguir alumbrando pactos y oscureciendo enfrentamientos. Están en su derecho en seguir acordando frentes y convocar concentraciones y manifestaciones para apoyar todo lo que se tenga que apoyar y empujar todo aquello que se tenga que empujar.
No está prohibido que sigan llenando palcos VIP en las finales de tal cual deporte y que se hagan fotos con copas y trofeos. No seré yo quien censure su trabajo en la redacción de preguntas parlamentarias, en la urdimbre de proposiciones no de ley y la declamación en las interpelaciones a los que manejan la cosa pública. No hay que criticar que ocupen escaños, atriles y desde allí aticen dialécticamente al contrario, que es esa una cuestión que entra en la normalidad de la política. No es incomprensible, tampoco, que le echen la culpa al otro de que llueve mucho o de que llueve poco. De que la gestión pública que se hace es improvisada y sin planeamiento. De que se hace una oposición poco constructiva y obsesionada, sólo, en degastar al gobierno de turno. Tampoco es criticable que se afanen en ponerse en primera fila de procesiones, romerías y conciertos con glamour.
¿Pero no va siendo hora de que alguien se acuerde de ponerle un torniquete a la femoral de esta provincia que se sigue desangrando en las listas del INEM, ¿no debería haber 69.015 prioridades en las agendas? Una cifra que coincide con el número de personas que buscan trabajo en la provincia… ¿y del resto? pues ya habrá tiempo, que es lo único que le sobra un parado
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