No es por ponerme chulillo y sacar pecho para que me caigan medallas que no me corresponden, pero ya dije una vez que el director de la Ciudad Sanitaria de Jaén aún estaba cursando tercero de primaria. Lo que no me imaginaba, ni por un asomo, es que su compañero de pupitre será el primer decano de la facultad de medicina. Y es que tal y como andan las cosas va a dar tiempo a que se forme convenientemente ante la evidente falta de monetario en la faltriquera de los dineros públicos. Una faltriquera que ños comendadores vaciaron de manera directamente proporcional al número de promesas que iban dejando al populacho en pendones y gallardetes clavados en los balcones de papel periódico. A lo dicho ni hecho ni pecho ni digo ni Diego, ni pollas. Palabra polisémica, pollas, para que usted rellene con el significado que más le guste esta línea de puntos…………………………..
Entra tanto y gracias a los periódicos me entero de que por fin llueve. Que sería de nosotros sin la prensa para enterarnos de lo que nos está mojando. Vuelvo a escuchar al padre Chamizo en plan admonitorio con lo de la peleíta. Esa peleíta que se traen los mandamases a cuentas, ahora, de las cuentas presupuestarias. Y es que es otoño. Tiempo de castañas. De castañazos. Tiempo de zurrarse la badana. Tiempo de los presupuestos y ahí están los barandas en el ring dándose de collejas por quítame allá esas cifras. Repartiéndose estopa a diestra y siniestra. Patadas voladoras por allí y patadas voladoras por allá. La peña, entre tanto, mira desde el hastío este wrestling, este smack down, en el que se ha convertido el ejercicio de la política.
Una batahola que pone banda sonora al iceberg del desempleo que se ha empotrado en la quilla de esta provincia que se hunde en un mar de olivos. Una barahúnda de titulares que arrastramos en el rabo de la memoria y que se van enganchando en las jaras del olvido. Autovías que nunca fueron, trenes que aburrieron hasta a Penélope de esperar. Museos de arte antiguo que ya son, ellos mismos, arte antiguo antes de abrir. Agujeros negros en los presupuestos que se imprimen en las porras con las que se siguen atizando los de siempre mientras los meses se alargan al infinito. Las gasolinas escalan el Anglíru de la desvergüenza y la luz nos deja a oscuras cada vez que pulsamos el interruptor. Así no me extraña que la gente comience a ocupar las plazas sin que la selección de fútbol gane alguna copa
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