
Menuda bulla tiene la catedral de Jaén que no da abasto para abrir la puerta a tantas y tantas visitas de ilustres laicos declarados que se confiesan, caídos en hinojos, fervorosos admiradores de tan sacra composición de piedra y mampostería. Tanto que dan su apoyo total a que sea declarada patrimonio de la humanidad. Eso sí, apoyo todo, pero de dinero poco y la techumbre sigue a la espera de que los cinco millones de euros que prometió la ministra Carmen Calvo lleguen para quitar las goteras y remodelar los nidos del cernícalo primilla que sigue apareándose en las cubiertas catedralicias sin que albañiles y canteros les inquieten la alada libido.
Vandelvira es glosado por Griñán, López, Peñalver, Torres; la consejera; que quizás vuelva a cambiarse el nombre de Rosa a Rosario, por aquello de estar más cerca del contenido de tan noble continente catedralicio.
Si estuviéramos en tiempo de la Pax Romana puede que estos centuriones de lo público se hubieran caído, como Saulo, de la noble bestia que montaban, pero en la época del Griñanato tardío a ver quien se deja caer del Audi con lo que está cayendo...
Comentarios
Un abrazo