Me va a poner usted la mitad y cuarto de una mesa redonda que ando sobrado de calderilla y hay que aligerar el monedero ahora que está a punto de venir la devolución de la Renta. Me añade cuarto y mitad de seminario de lo que sea, que en casa tenemos buena boca, y me lo riega todo con un par de botellas de foro, tinto y espeso, que con la copa en la mano nos gusta discutir sesudamente mientras celebramos unas jornadas gastronómicas en casa sobre las VPO y su distante relación con la deconstrucción sostenible. Me va a despachar, pero con un buen chorreón en el platillo de la balanza, un par de trozos de congreso profesional que me analicen el filtro de la lavadora que se me atranca con ponencias del tamaño de una horquilla para los pelos que nos vamos dejando en la gatera cada fin de mes. Me los pone usted de esos doraditos, con aspecto de jornada de trabajo… si de ese dorado… no me los coloque de marrón reflexión que luego me repiten y son para la cena. Además, en casa esta...