De puertas para adentro nos va quedando poco. Los armarios los fuimos vaciando de esqueletos que ahora blanquean sus huesos al sol del feisbuc. Lo íntimo está extinto. Lo íntimo es ya éxtimo. Los que aún guardan parcelas propias al resguardo del panóptico son rara avis. Tipos antidiluvianos. Fósiles digitales. Gente sin lain y sin güasap. Basta con pararse a observar, mientras pasea por la calle, a la multitud que camina absorta mirando el móvil. Sus pulgares han mutado, son más cuadrados, se han especializado en el manejo de las pantallas táctiles y de los teclados cuerti de los smarfones. Dos chicas pasan por mi lado y las oigo decir — sí tía fue muy fuerte. Te lo tengo que contar con pelos y señales. —¿el qué tía? — lo de la Miriam … que le hizo la cobra al David —en cuanto llegue a casa te llamo y te lo cuento Más adelante un señor serio y de corbata con doble nudo windsor se agarra la oreja y habla a un cablecillo que le cuelga de la solapa del emidiotuchi: —se ...