A
estas alturas del asunto que quieren que yo les cuente y que ustedes ya no
sepan. La cosa está tan jodída que este año los langostinos, en lugar de ser
como garrotas en la mesa de la cena de Nochebuena, serán como garrotazos en la
cartera. Los recortes no son como la tontería. Los recortes no se reparten de
una manera uniformemente democrática como la estulticia. La escasez recae en
aquellos que más necesitan y que, por lo tanto, menos tienen. Así que escudados
en la prima de riesgo o en los primos que gobiernan en otras comarcas nos van a
dar cada palo que nos van a caer dos velas iguales que la cangreja del Sebastián
Elcano. Los cochinillos se creían a salvo con la crisis pero los chillidos de
su piel tostándose en los hornos de los más pudientes acompañaran a los balidos
de los corderos de los que se han quedado sin presupuesto para las chuletas de
palillo.
Estamos
a un paso de las urnas que se abrieron y a otro de una Navidad en la que las
luces extraordinarias, si las hay, serán eso: extraordinarias y será también
extraordinario si los alcaldes son capaces de pagarlas antes de que se las
apaguen por falta de suministro monetario. Las copas que venía con los copos
navideños en bares y restaurantes escasean y a mí ya sólo me invitan por Nochebuena
y en casa de mi madre, que madre hay sólo una y no me va a dejar en la calle
como si fuera un contratado temporal. Las familias no hacen ERE´s pero
ahorrarán como los alcaldes en mazapanes y cava para no acabar con un repunte
en el PIF (Producto Interior Familiar) como lo hará la Salgado (parafraseando a
Pérez Rubalcaba) en funciones mientas su jefe funciona al ralentí en la azotea
de la Moncloa
entrenándose con los cirros, los nimbos y los cúmulos de desaciertos que ha ido
acumulando en el cielo de su paisanaje.
Se
abrieron las urnas y trajeron regalos y carbón y ceniza mientras en los hogares
de este país se abrirán menos cajas de gambas de Huelva y más latas de
sucedáneo de cangrejo.
A
esta alturas, y eso que ha habido una campaña electoral que ha durado 4 años y
otra que acabamos de empezar y que nos llevará hasta la Semana Santa del año
que viene, ni siquiera me han regalado un almanaque del 2012 de propaganda de
los miles de candidatos que han puesto la cara para que se la partan o se la
maquillen con la pomada del voto. Yo por lo pronto me declaro disponible para
ágape institucional o cena oficial regada generosamente con la Cruzcampo Navidad
ya sea en local alquilado o en la verja del parque del Cerro de las Canteras
donde los recortes se ven menos porque no llegaron a poner ni luces y mucho
menos a dar el agua
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