Andan sus señorías en sus señoríos y escaños enredados entre tanto cable de aifones y aipades que se han comprado con el dinero de los que les votan en sus cosas y en sus casos. Tirándose a la cabeza los trastos y los róuteres güifis del internet fetén que se han colocado en sus casas para que no les falte ni mijita de posibilidades de enterarse, por otros, de las cosas que dicen ellos y de lo que de ellos dicen otros. Que no es lo mismo que yo te diga a ti que eres un tuercebotas que leerlo en la pantalla amoled del esmarfon y firmado por un periodista de prestigio, de esos que salen en las teles gritando, con la vena hinchada como una “patiño” de la diestra o de la siniestra, que en caso de gritos y venas lo mismo da la dirección que tome el escorzo si la escora es buena. Que el insulto cuando viene con firma cara es hasta mejor que un halago anónimo. Ese mismo desconocido que firmó el Lazarillo para dibujar a estos pícaros de la cosa pública Pero como les decía, nuestro diput...