A mi siempre me ha llamado la atención la riqueza, la variedad, la pluralidad de estilos que uno se encuentra en el apasionante mundo del “speaker”, palabra que al final fue vencida por la expresión más castiza y española de comentarista futbolístico. Y es que hay comentaristas para todos los gustos, para todos los públicos y para todas las profesiones. Y si no me creen un día cualquiera pueden hacer la prueba frente al televisor o escuchando la radio y se darán cuenta de que cada comentarista pertenece a un gremio bien definido. Y vamos con ejemplos. Está el locutor que abandonó medicina en segundo de carrera, pero que en anatomía era un portento y dice eso de: “el centrocampista controla la medular” como si el centrocampista fuera un neurocirujano que está poniendo unas grapas entre las vértebras. O va y dice que “fulano es el cerebro del equipo”, pero nunca desvela quien es la pierna, el codo o el esfínter del club en cuestión. O se mete en honduras en el quirófano y grita: ¡ese del...