Dicen que Jaén, la provincia, no ha perdido peso político desde que Chaves y Zarrías se fueron a los madriles al Palacio de Villamejor a sus cosas ministeriales y de territorio. Pero lo que si parece es que el oriente andaluz se ha hecho mucho más oriental o que los nuevos consejeros nombrados por el nuevo presidente regional prefieren la costa y otras sierras a las de Jaén. La verdad es que son pocos los titulares que la todopoderosa Junta de Andalucía fecha en esta provincia para exportar. El vórtice del poder, excéntrico en su giro, ha rotado hacia otros lares y los viernes de Zarrías ya son viernes normales sin despachos ni teletipos hacia los que todo el mundo se giraba. Hasta Javier Arenas echa de menos que le zurren cada fin de semana, mientras que los que antes seguían la senda que les marcaba ahora se esconcen tras la polvareda que levantan los puentes al caerse, como si se prepararan para resistir un asedio desde la poltrona. Quien resiste gana, piensan, mientras que las mot...