No bastó el silencio administrativo a las 35.000 instancias que depositaron en la ventanilla de ministerios y consejerías otros 35.000 vecinos con sus pólizas y sellos correspondientes. No hubo respuesta sólo el acuse del golpe recibido que intentaron disimular con una forzada sonrisa de normalidad que más bien parecía un rictus que les desencajaba el rostro. No bastó la callada como única respuesta al movimiento de toda una comarca que no se conforma con sobrevivir de las pensiones de abuelos y prejubilados. Miles de linarenses, gentes de Guarromán, La Carolina, Bailén, Carboneros. Baños de la Encina y del resto de la provincia volvieron a echarse a la calle para pegar un puñetazo en la mesa y que los rostros de los gobernantes se giren y vean que el problema sigue aquí. Que no basta con declaraciones y visitas oportunistas en las que hay mucha letra sobre aceleradoras de empresas, coaching work, coworking, I+D+I, yacimientos de empleo, startup, networking, nichos de oportunida...