La música en directo en la provincia suena poco. Cómo la lluvia. A veces nos anegamos por los fuertes chaparrones y otras nos dejamos arrastrar por el río de los conciertos que son localmente fuertes y persistente en según qué zonas. Luego como las borrascas, los músicos nos dejan olvidados entre las sierras de este mapa provincial y nos acompaña una sequía, una sordina de pantanos evaporándose, músicos sin locales en los que hacer sus milagrerias. Músicas de charcos e instrumentos sonando como aljibe llenándose. Soplo, respiración de manantiales húmedos y oscuros como el vientre borrascoso de las nubes que desde hace días chorrean por estos parajes. El otro día, el viernes, dejé este poyete de papel puesto a secar y me largué a un local llamado Cambalache. Nombre de tango y de tanta actualidad. Allí tocaban los veteranos Malevaje. Patilludos y veteranos obreros de la música popular que llevan treinta años dándole al contrabajo sin economía de esfuerzos y haciendo bue...